Pocos futbolistas fichados en el mercado de invierno han sido tan rentables como el hermano de Sabin Ilie, que llegó al Valencia en el mercado de invierno del 98 y empezó a marcar goles “a cascoporro” ganándose el apodo de “la Cobra”.
“Es letal, es como una cobra, que te pica y te mata”, dijo Claudio Ranieri del delantero rumano.
Adrian Ilie ya había triunfado como delantero en el Electroputere Craiova, el Steaua de Bucarest y el Galatasaray y se adaptó en seguida al fútbol español marcando goles hasta con el culo. Era un delantero curioso, no sobresalía en nada, pero tampoco tenía defectos, y si que tenía en cambio una gran determinación y una capacidad de improvisación muy rápida que hacían de él un delantero muy efectivo. Además se asociaba muy bien con el Piojo López, con el que hizo una delantera temible.
Tuvo buenas temporadas en el Valencia, aunque poco a poco fue bajando el rendimiento ya que se lesionaba incluso haciendo la siesta. Le encantaba la Navidad y montar el Belén y un año tuvo problemas por alargar sus vacaciones. En 2002 fichó por el Deportivo Alavés, pero no pudo aportar mucho al equipo a causa de sus continuos problemas físicos. Tras su paso por España jugó en el Besiktas, el Zurich y el Germinal Beerschot, aunque ya lejos de ser el gran delantero que había sido a finales de los 90.
Resaltar su gran adaptación a Valencia y a todo lo que a su cultura se refiere, Ilie fue un amante del sonido de Valencia, de los arroces, de las partidas de truc y de pasar noches a la fresca. Un crack, uno de los mejores delanteros rumanos de los 90.
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