Natural de Crema, Alessio Tacchinardi era un elegante futbolista con mucho talento que además batallaba en el centro del campo. Un centrocampista de los que quieren siempre los entrenadores y los aficionados en su equipo, un jugón que hacía jugar a los demás y un jugador con mucho espíritu de sacrificio.

Del Pergocrema de su ciudad natal pasó a las inferiores del Atalanta donde debutaría con tan solo 17 años en la Serie A. Era el año 1993, y Alessio era uno de los futbolistas con más proyección del país transalpino. Un año después fichó por la Juventus de Turín, y con la Vecchia Signora logró convertirse en leyenda, siendo el suyo uno de los 50 nombres de jugadores de la Juve que figuraron en el interior del estadio del equipo turinés cuando en 2011 se inauguró el templo blanquinegro. No es para menos, con la Juventus jugó más de 250 partidos de Serie A, consiguiendo 5 scudettos, 1 Copa de Italia y 4 Supercopas, además de títulos internacionales de máximo nivel: 1 Copa de Europa, 1 Supercopa de Europa, 1 Copa Intercontinental y hasta 1 Copa Intertoto. A pesar de su enorme palmarés, no disputó nunca una fase final de un torneo internacional con la selección italiana. Si logró ser campeón de Europa sub21 con la azzurra en 1996.

En verano de 2005 fue cedido al Villarreal, en principio para una temporada aunque finalmente se quedaría dos campañas al estallar el escándalo del Calciopoli. Con el conjunto groguet pudo haber disputado una final de Champions, aquella del Arsenal, Riquelme y el penalti y el futbolista recientemente ha asegurado que aquello fue una de sus grandes heridas sufridas como futbolista. En 2007 volvió a Italia, pero al Brescia, ya que Claudio Ranieri no contaba con el ya veterano Tacchinardi para su Juventus de Turín. Allí colgó las botas. Mucha clase y una gran carrera la del centrocampista italiano.