Las vueltas que da la vida, el destino se burla de ti… tal día como hoy, pero de 1990, el Celta se disputaba el trofeo Ciudad de Vigo ante el Spartak de Moscú y el partido terminó con tangana. Los implicados por el conjunto ruso: Karpin y Mostovoi. Quién iba a pensar entonces que este par de futbolistas venidos del frío conquistarían años después los corazones de la afición celeste.
Dediquemos hoy unas letras al gran Alexandr Mostovoi, que junto a Iago Aspas y Vlado Gudelj se encuentra en el podium de goleadores de la historia del estadio de Balaídos.
Mostovoi fue en su época un jugador tan mágico como temperamental pero que dio muchas grandes tardes de fútbol a su parroquia. Ya había pasado tiempo de aquel trofeo veraniego cuando tras militar en Benfica, Caen y Estrasburgo, el Zar ruso llegaría en 1996 a Vigo para convertirse con el tiempo en el futbolista que más veces vestiría la camiseta celeste del Celta. Fue un gran acierto fichar a Mostovoi, que llegó junto a otro magnífico fichaje, el israelí Revivo. Junto a él y hombres como Karpin, Makelele, Gustavo López o Mazinho, el Celta de Vigo viviría sus mejores años.
Alexandr Mostovoi, un enganche con mucho talento, que se convirtió en todo un líder en Vigo. Se ganó a la afición con su clase, su potencia, su intensidad y su carácter. Ese carácter que le valió algún rifi rafe memorable, tanto con futbolistas rivales como con alguno de su propio equipo. Jugó en el Celta desde 1996 hasta el 2004, siempre cumplió. Un figura, y un genio.
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