“Andá a la concha de…” Europa-Sant Andreu

Acaba de arrancar el 2020. En el estudio de Odio el fútbol Moderno un calendario del Flowers cuelga de una pared marcada por el paso de las varillas del reloj. Allí, bajo el nombre de una estrella del Rock and Roll, uno apunta sus cosillas: sus citas, sus recados y pecados, y las cosas que nunca se pueden olvidar. Justo abajo, un pupitre con un calendario de Panenka (también de 2020), un Dinámico, un lápiz de Ikea y una pequeña libreta de bolsillo para cuando hay alguna idea o pensamiento que cazar. También una taza con una frase incendiaria de Bill Shankly reposa optimista con su poso de café de hace un par de días. La taza, obsequio de la revista junto al calendario. En esos doce papeles uno apunta todas las efemérides del año, el día que debutó Molina con la selección, el día del “Rafa no me jodas”, el de la final del agua, el del “písalo”, el del “peace and love” o la última vez que disputó el Real Burgos un partido en Primera. En ambos calendarios, en el personal y en el futbolístico, la misma marca en boli rojo, en el mismo día, el domingo 5 de enero, unas letras que parecen un código solo para uno: Eu vs SA que en grande no deja espacio para el pequeñísimo Liverpool-Everton. 

“El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso”. Y si hay un partido que uno no se pierde por nada, pase lo que pase, ese es el Europa – Sant Andreu. La villa contra el pueblo, la animadversión y la envidia, el honor y la competencia contra el vecino tan próximo y la rivalidad entre dos barrios comidos por la gran Barcelona que luchan por no perder su espíritu independiente. Se odian, y en cierta manera se asemejan. ¿Será por eso que no se pueden ni ver? Quadribarrats i Escapulats, y esa dura lucha por ver quién es el tercer equipo de Barcelona o, según como se mire, el primero. Los que ayer hicieron de teloneros, juegan a otro deporte. 

La Tercera es pasión, y humildad, lejos de las cámaras, de los focos, de los micros y de la mercantilización. Se vive mejor. Uno puede ser valenciano y llevar doce años viviendo en Gràcia como buscando algo que no logra, y en ese tiempo no ha encontrado todavía algo superior o semejante a lo que se siente al entrar en el Nou Sardenya en día de derbi. 

LA PREVIA Y NATXO DEL SANT ANDREU

El partido era a las 12h pero mis legañosos a las 8h ya estaban dando campana. Eufórico, hacer un pequeño post sobre el duelo no me llevó mucho tiempo. Ansioso, no tardé en salir a desayunar en alguno de esos bares de siempre que todavía se pueden encontrar por el barrio. Dos horas antes ya quería entrar al estadio. Deambulé mi alma subiendo a buen ritmo camino del carrer de les Camelies. Allí encontré seres solitarios como yo, con su bufanda blanca y azul visible por entre el cuello y la chaqueta. No calientan estas bufandas, pero motivan. A medida que me acercaba al estadio veía grupos de chavales tan exultantes como yo, pero sin disimular. Y al llegar al cruce con carrer Pau Alsina el festival: Carritos de compra llena de cerveza Estrella. Dos cubos gigantes llenos de hielo y hasta arriba de cerveza fría. Los supporters del Europa hicieron una quedada para desayunar (no solo había cerveza, también cruasanes y magdalenas), privar, charlar, cantar y preparar la animación del partido a ritmo de Kortatu, Sex Pistols, The Clash y algo de humo. Allí me encontré con algún coleguilla del barrio, de esos que nunca pondrías en un partido matutino pero si en cualquier directo tardío de casa okupa. Pillo una birra, que a las diez y media y con el sol saliente es oro para quien no bebe desde fin de año. Demasiado tiempo para uno. Charlo con unos, pillo otra birra, charlo con otros, y no pillo otra birra porque quiero estar ya dentro del campo y presenciar los detalles del prepartido, el calentamiento de los porteros que no sé porqué, es algo que siempre me ha entretenido bastante. 

Foto: Miquel Sanchis

Me costó demasiado acercarme a la puerta del estadio, al menos mucho más que otras veces. Había mucha más gente y yo con mi entrada surfeaba por entre la gente que iba y venía. Fue entonces que me crucé con  Ignasi Torné, archiconocido como Natxo Groundhopper por su afición y adicción a colarse en estadios llenos y vacíos alrededor de todo el mundo. Un loco apasionado del fútbol que ostenta el récord de ser la persona que más partidos ha visto en un año, y que si no lo ostenta estará cerca, a mí me gusta creer que sí. Yo, apasionado del infrafútbol barcelonés, a Ignasi lo conocí en el campo de La Verneda, la casa del Júpiter, que es otro buen lugar donde uno disfruta de este maldito juego inglés. 

Hola Natxo, ¡qué vueltas da la vida! ¿pero qué haces tu aquí?

-Yo como siempre a apoyar al Sant Andreu.

Eres adicto a visitar campos, tanto llenos como vacíos ¿Qué piensas del Nou Sardenya y del ambiente de hoy?

– Esto es una excelente noticia para nosotros que vivimos el fútbol de cualquier manera y categoría. Mucho mejor ambiente que en un estadio de Primera  seguro. Lleno absoluto en un derbi que va in crescendo en popularidad y rivalidad. 

Tú que eres especialista: ¿qué impacto crees que tiene el fútbol moderno en los estadios?

– Siempre cuento que yo, de cuando fui a ver un partido en La Bombonera en la popular, donde se encuentra La 12, no tengo ningún recuerdo. Tampoco lo tengo del Marakana del Estrella Roja. No saqué el móvil por motivos diferentes, pero se agradece poder disfrutar del partido sin pensar en el móvil. No estoy en contra de sacar alguna foto en la grada de forma espontanea e informal, pero sí de estar pendiente del móvil. Grabar los penaltis o las faltas es para hacerte pasar una temporada en Guantánamo. Cuando fui al Celtic Park disfruté del You’ll never Walk Alone y no tengo un maldito video de eso. Me limité a cantarlo con mi bufanda, había 20 personas detrás de mí grabando. Si eso ya me lo mandarán.

¿Eres de los que les gusta ver los partidos cómodamente sentado o los disfrutas más de pie?

-Yo no sé ver el fútbol sentado, hombre. Me pone muy nervioso. Es la misma sensación que cuando estás durmiendo con una almohada que no es de tu gusto. Si sé que es impepinable tener que verlo sentado, me tengo que mentalizar y darle otro enfoque. Yo soy de barra de bar, por lo que hasta por la tele lo veo de pie.

Y de pie se fue Natxo con los otros aficionados de su equipo del alma, no sin antes maldecirme con un afectuoso “andá a la concha de tu madre, hijodemilputas” cuando le dije que hoy ganaba el Europa. Se fue a otro sitio con los de su estirpe, a ocupar el fondo de una de las porterías, donde no cesaba de entrar gente con atuendos visitantes. Yo por mi parte me fui a hacer un pipi pues con dos cervezas en mi cuerpo no resistiría ni los primeros veinte minutos de la primera parte. Además, otro momento que me encanta de los partidos con buen ambiente es escuchar el sonido a fútbol desde los aseos, llamadme loco, pero me encanta como suena todo desde el interior de esos azulejos que huelen a culo. Así me perdí un golazo de Boateng en Berlín.

EL MATCH

Y saltaron al campo los veintidós futbolistas bajo la mirada de más de 3.500 personas que abarrotaban el vetusto campo del Europa. Tifos y papeles detrás de cada marco, cánticos a capela, banderolas, bufandas y ambiente festivo en lo que parecía una final bajo un radiante sol de enero. Son Reyes, se aceptan regalos, y más cuando el Europa es cuarto y el Sant Andreu quinto. Se juegan ambos una posición de play-off de ascenso. Es Tercera grupo catalán pero ,por el júbilo en las gradas, parece un duelo de la serie A en los años 90. Aquel calcio que se fue. Otro gran detalle, sin duda el más significativo, ese que perdura en mi memoria y que da imagen a cuando pienso en un Europa-Sant Andreu, es visualizar los colores de los equipos. Algo tienen en común Barcelona y Buenos Aires. Algo tienen en común la Vila de Gràcia y Liniers, ese blanco con el escapulado en azul, esa elegante V de la que quedaría prendado cualquier fan de Vélez Sarsfield que estuviera de paso por el Nou Sardenya. Y los visitantes con su camiseta amarilla con las cuatro barras en rojo, camiseta que durante un tiempo fue prohibida y ahora con la senyera le vale como símbolo de lo que es algo más que un club de fútbol. 

Y el partido empieza con un ritmo trepidante. Es la Tercera una categoría que se juega en las áreas. De lo que hagan los defensas centrales dependerá en buena medida el resultado. González Soriano y Álex Cano son el veterano muro local, Noguera y Bah las torres visitantes. Y en el primer minuto de juego el gracienco Álex Cano anotó gol de tremendo testarazo. No hay VAR en la Tercera. Pero no hizo falta recurrir al tecnofútbol para intuir que el gran capitán se encontraba en fuera de juego, aunque por muy poco. Desde la grada se sentía el ritmo frenético de ambos equipos, (se puede ver el partido en el YouTube, no exagero) una lucha en una batalla de contras y disputas donde parecía que el Europa mandaba. En las gradas, Desperdicis haciendo muestras de su gran organización como colectivo, no cesaba de animar, con más orden y sentido que Eskapulats en el otro fondo, que el domingo eran mayoría y cuando gritan al unísono retumbaban edificios. Los vecinos dejaron sus tareas y salieron a los balcones, esto era ya un espectáculo con todo el ambiente a fútbol de antes. 

Foto: Oriol Segura

El Europa se adueñó del campo, pero el Sant Andreu confiaba en la calidad de Toni Alcover. De este calvo ya hablamos en otra ocasión, es un placer verlo jugar, omnipresente, corta y crea, crea y corta, pasa el balón con elegancia, en corto y en desplazamientos en largo, casi siempre buscando a su compañero Josu Rodríguez que, aunque comenzó el match un poco nervioso (tiene pasado europeísta), siempre deja algún control marca de la casa para la concurrencia. Los visitantes, también se mostraban peligrosos en las jugadas a balón parado. Ahí puede aparecer siempre el carismático Elhadji Baldeh, un gigante de casi dos metros que si la tiene buena la enchufa. 

Pero el Europa trataba muy bien el esférico y las ocasiones se sucedían, en otro remate de Álex Cano que iba a gol un compañero no logró apartarse a tiempo y desvió el balón sobre la misma raya. Increíble pero cierto. Y acto seguido la ocasión más clara, un penalti señalado sobre el hermano del capi, Jordi Cano, que él mismo chutó y estrelló en el larguero para alegría de los aficionados cuatribarrados que se encontraban detrás la portería. Regalo de Reyes. Hay cosas que no deben pasar nunca de moda, y antes del descanso hubo tiempo para una minitangana, porque un derbi, sin tensión, no es un derbi.

La segunda arrancó con menos ritmo y más respeto. Toni Alcover cogió la batuta del mediocampo, y a su son el Sant Andreu parecía otro. Las arrancadas de Josu Rodríguez empezaban a tener más sentido, y fue este quién logró el primer gol del partido al disparar a portería desde fuera del área. Un disparo que a priori no llevaba mucho peligro, pero que el meta Marc lamentablemente no supo atajar, aceptado de nuevo el regalo. Un gol que me hizo recordar las sabias palabras de mi abuela cuando veía algún partido “si no chutan no marcarán”, y claro al final lógicamente siempre alguien chutaba y marcaba y entonces mi abuela decía “¿ves? por chutar”. 

Pues por chutar lo consiguió el del pelo gris, por atreverse, porque nunca se da por vencido, y como su insolente disparo acabó en las redes, lanzado se fue con sus canas a celebrarlo con los suyos. Esa gran familia que es el Sant Andreu, jugadores y aficionados unidos, tan solo separados por una valla publicitaria que resistió con nobleza el desvarío visitante. Y yo me preguntaba si el cabrón de Natxo Groundhopper andaba por ahí. 

Había tiempo, pero en el Europa comenzaron los nervios. El reloj de la remontada estaba ya de vuelta y los granos de arena caían cada vez con más velocidad. Craviotto, el portero del Sant Andreu, se mostró sobrio cuando el partido se convertía en un acoso del Europa que no encontraba la manera de rematar dentro del área. Noguera y Bah las sacaban todas. Y si caía alguna ahí estaba el meta visitante para atajar el peligro. Hasta que, en una contra de manual, Lalo Setién, hijo de Quique, se plantó solo ante el marco rival para anotar el definitivo 0-2. Cayeron al verde camisetas blancas y azules, y desconsolados, los locales dieron por perdido un partido que se decidió por detalles. La mala fortuna pasó a ser resignación, de ver festejar en su casa a su máximo rival, y cuando el árbitro señaló el final los futbolistas se saludaron y se fundieron en abrazos sabedores del gran espectáculo que habían dado. El público valoró el esfuerzo, los locales agradecieron el gran apoyo de sus socios y seguidores. Los visitantes se fueron a festejar con los suyos, después de muchos años de empates, el derbi volvía a Sant Andreu. Fue el momento de Toni Alcover, tan líder en el campo como fuera de él, megáfono en mano alentó a su afición, hizo las gracias, y esperemos que no le pase nada por gozar de su momento de éxtasis. 

Las cosas cambian. Ahora el Sant Andreu es cuarto y el Europa es quinto. Jugando como el domingo hacen afición por este deporte, jugando como domingo ambos estarán en la Segunda B. Sería lo justo que el derbi ascendiera de categoría. 

EL INCONDICIONAL ESKAPULAT

En este derbi de contrastes unos vencieron y otros fueron vencidos, pero la Tercera es una carrera de fondo y todavía queda toda una vuelta por delante. Cuando los futbolistas del Europa fueron a agradecer a los suyos, la afición los recibió con aplausos y gritos de “l’any que ve, a segona B”. Fue un momento que quise ver de cerca, y en eso me encontré a un eskapulat incondicional, uno de los de la Vila de toda la vida, de esos que nunca fallan, uno de esos seguidores que apartan el bufandismo cuando hablan de fútbol, y al que se le ponen los ojos vidriosos cuando habla de la vila. Converso con él y me sale una pequeña y espontanea entrevista:

Increíble espectáculo, y cuánta gente ¿Cómo le definirías a alguien lo que representa este derbi?

-Este es el partido que llevamos esperando toda la temporada, el partido que tenemos marcado en rojo en el calendario. Un partido diferente, entre dos clubes históricos con una fuerte identidad de pueblo. Seguramente la rivalidad ha ido creciendo con los años más por la necesidad de encontrar un antagonista que por la existencia de una rivalidad histórica, ya que antiguamente los rivales del Europa eran el Barça, el Espanyol y en menor medida el Sants o el Martinenc. Dicho esto, actualmente solo hay que repasar las redes sociales y los episodios de los últimos años para hacerse una idea de cómo las aficiones de un equipo y otro entendemos esta rivalidad.

Cuando jugáis derbis en Barcelona siempre os cantan aquello de “sois el equipo de un barrio de hipsters”, ¿qué tal lo lleváis?¿qué pensáis?

-Hace años, gente de otros barrios ya nos decía que éramos un barrio de hipsters a modo de burla. Con los años, sus barrios también han vivido procesos de gentrificación igual o peores que los de Gràcia, así que en este sentido el canto tiene un cierto punto tragicómico por dos motivos:

El primero, que lo cantan a quien precisamente hemos estado luchando durante mucho tiempo y seguimos luchando contra la destrucción de la Gràcia de siempre, la que queremos. A los que han intentado frenar la gentrificación que nos ha llenado la Vila de tantas barbershops y boutiques de mierda, y ha provocado que miles de graciencos hayan tenido que mudarse a otros barrios por no poder pagar el precio del alquiler.

El segundo motivo es que del mismo modo que todo esto ocurre en Gràcia, muchos otros barrios de Barcelona, incluido Sant Andreu también están pasando por este fenómeno, quien mea hacia arriba termina mojándose.

Oye, y como es vuestra relación con los otros grupos de animación de la ciudad y cómo os tratan cuando visitáis campo rival?

-Nosotros tenemos buena relación con todos los que quieren tener buena relación con nosotros. La única línea roja que ponemos es que no sean aficiones que amparen el racismo, el machismo y el fascismo. Para nosotros el fútbol es un buen instrumento para conocer otros barrios, otros pueblos, otras aficiones… el fútbol es la cerveza después del partido con la afición rival, comentando las alegrías y las penas de los diferentes clubes. Al final, por desgracia, el seguimiento del fútbol catalán es muy bajo y acabas conociendo a todo el mundo. Aunque hay clubes con aficiones que arrastran a mucha gente, y no solo en Tercera, Júpiter y Montañesa mueven a muchos, Figueres, Palamós o Vilafranca también… esperemos que derbis como este Europa-Sant Andreu ayuden a situar el fútbol catalán en el lugar que le corresponde.

Hostia, ¿crees que podíamos ver al Europa más arriba de la Tercera en la próxima década?

-Al final el fútbol es fútbol y hay dos factores determinantes en el resultado: el trabajo bien hecho y la suerte. En nuestro caso, después de muchos años de una gestión muy mejorable y un distanciamiento entre el club y Gràcia, se están poniendo los pilares para un futuro que ilusiona: el Europa es de sus socios, y por lo tanto no dependemos de que el propietario de turno ponga la pasta. La escuela de fútbol es de las más potentes de la ciudad, el primer equipo femenino va muy bien, cada vez hay más jugadores de la casa que llegan al primer equipo, mucha gente joven ya has visto que vuelve a engancharse al club de la Vila y a la directiva no le tiembla el pulso a la hora de posicionarse en cuestiones importantes para nosotros como la defensa de nuestra cultura e identidad. Pero somos realistas, sabemos como funciona el fútbol hoy en día y preferimos hacer las cosas poco a poco y con buena letra. La categoría es lo de menos, lo importante es que el club siga muy vivo y que su masa social siga creciendo, que la pasión por este club centenario siga transmitiéndose generación tras generación.

Me volví a casa feliz, antes, incluso paré en alguna vermutería antigua, pues no todo son en el barrio incómodos bares con ensaladas de quinoa a diez pavos. Todavía perdura algo del barrio de siempre, en la Vila como dice el incondicional eskapulat, y eso es gracias a gente como él. Me preguntaba también en cómo estaría Natxo Grounhopper, saltando de alegría, seguramente alegre y dando saltitos en plan saltamontes hacia el metro de Joanic. La línea amarilla le señala a él y los suyos el camino de vuelta, con la victoria todo es más fácil, también acordarse de uno, y entonces recibí una foto que él mismo hizo en su fondo, “andá a la concha de tu madre, hijodemilputas” ponía abajo. Lo comprendo. “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso”. 

Foto: Natxo Groundhopper

Texto: Miquel Sanchis Odio el Fútbol Moderno

Agradecimientos: Oriol Segura, Ramón Eskapulats y Natxo Groundhopper https://www.facebook.com/groundhopperbcn/