En la época en que se dividía la Unión Soviética y el Racing Club de Santander se volvía loco por fichar futbolista soviéticos, llegaba un central líbero con bigote de nombre casi impronunciable: un tal Zygmantóvich.
“El tractor bieloruso” fue una agradable sorpresa en el Sardinero. Era técnico y fuerte, jugaba con contundencia y muy concentrado en el juego y aunque no era veloz llegaba siempre bien al corte neutralizando cualquier ataque y dando buena salida de balón. Llegaba procedente del Dinamo de Minsk y había formado parte del histórico equipo bielorruso capaz en 1982 de conquistar la liga soviética. También había tenido un breve paso por el Groningen holandés. Además había jugado el mundial de Italia 90 donde marcó un gol a Camerun.
Con su oficio y experiencia Zygmantóvich dio un buen rendimiento en un mítico equipo cántabro. Su fútbol daba un montón de puntos en la Liga Fantástica y su bigote pasó a la historia del Racing y de la Liga. Ha sido seleccionador de Bielorrusia.
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