Un partido entre Barça y Betis trae a la memoria a grandes futbolistas que vistieron de verdiblanco y de azulgrana en sus tiempos mozos. Recordemos hoy a un delantero que lo tenía todo para convertirse en uno de los mejores delanteros de la Liga, de hecho, el nivel que demostró en su primera etapa en el Real Betis fue tremendo.
Ángel Cuéllar era un delantero superlativo, un mago, que tenía cosas de Romario, que tenía cosas de Van Basten, que estaba destinado a triunfar, pero que desgraciadamente Angelito es recordado por la grave lesión que sufrió en su primer partido con el Barça, club al que había llegado con 22 años y en plena forma después de hacer grandes temporadas con el Real Betis y llegar a ser internacional. El Barça lo tuvo claro, y con Johan Cruyff como principal valedor, se pagaron los 500 millones de pesetas de su cláusula de rescisión. En pretemporada se había lucido, realizando un Gamper muy esperanzador.
Pero todo se torció en Zorrilla el 3 de septiembre de 1995, una rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda le dejó apartado de los terrenos de juego durante seis meses, y ya nunca fue aquel delantero atrevido, creativo e intuitivo que tanto había destacado en un Betis que logró la tercera plaza en parte gracias a sus goles.
Volvió al Betis tras quedarse otra temporada prácticamente en blanco en el Barcelona, y en su segunda etapa en el club de las 13 barras terminó enfrentado con Lopera.
Después pasó por clubes humildes como Nastic, Levante, Racing de Ferrol, Lugo y finalmente colgó las botas en el año 2008 en las filas del Narón Balompié. Pasó de ser campeón de Europa sub16 con la selección española en 1988, y uno de los delanteros más prometedores de la Liga a, a jugar en cualquier categoría de nuestro fútbol. Tras su retirada se sacó el título de entrenador y ha sido técnico del Jumilla, pero no le gusta dedicar todo su tiempo al fútbol. Juega al pádel, va al cine, viaja… y disfruta del fútbol modesto, el de verdad. Era puro talento.
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