El Pelé Blanco, era considerado una de las mayores estrellas de la década de los 80, por su manera de finalizar las jugadas y por su buena capacidad en la ejecución de los golpes francos.
Este “mediapunta” dejó golazos para la memoria en el mundial de España 82, en el campeonato brasileño con el Flamengo, y en Italia con el Udinese. Se retiró en Japón como estrella del Kashima Antlers. Allí marcó un gol espectacular, una especie de chilena al revés, un remate mágico por el que Eduardo Galeano dedicó unas preciosas líneas en su obra “El fútbol a sol y sombra”:
“Fue en 1993. En Tokio, el club Kashima disputaba la Copa del Emperador contra el Tohoku Sendai. El brasileño Zico, astro del Kashima, hizo el gol de la victoria, que fue el más lindo de los goles de su vida. La pelota llegó, en centro cruzado, desde la derecha. Zico que estaba en la media luna del área, entró con todo. En el envión, se pasó: cuando advirtió que la pelota le quedaba atrás, dio una vuelta de carnero en el aire y en pleno vuelo, de cara al suelo, la pateó de taco. Fue una chilena, pero al revés. – Cuéntenme ese gol – pedían los ciegos.”
Ha entrenado por medio mundo, en países como India, Iraq o Uzbekistán, y ha sonado como presidente de la FIFA.
Un mito, que destacó en aquella maravillosa Brasil del mundial de Naranjito. Una leyenda.

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