Bruce Grobbelaar nació en Durban, Sudáfrica, es de origen afrikáaner (nombre que reciben los los ciudadanos de Sudáfrica, Namibia y Zimbabue con origen holandés), y tiene una historia espectacular.
En 1977 se alistó en el ejército y participó en la guerra civil de Rodesia ( Zambia y Zimbabue). En 1979, al terminar el conflicto, tuvo que elegir entre los múltiples deportes que se le daban bien, y prefirió ponerse los guantes de portero antes que dedicarse al béisbol o al críquet. Fue descubierto por el Vancouver Whitecaps de la NASL durante una gira africana y se marchó a Canadá para dedicarse profesionalmente al fútbol.
Un año después, fue a visitar a unos familiares a Inglaterra y tras hacer unas pruebas fichó por el Crewe Alexandra, y poco después fichó por el Liverpool, club donde jugó durante 14 temporadas.
Siempre extrovertido, combinaba grandes actuaciones con impresionantes cantadas, pero fue decisivo en la final de Copa de Europa que se decidió desde el punto de penalti entre Liverpool y Roma. El colega hizo el show en los dos últimos penaltis, en uno masticaba la red simulando comer spaggetis y en el otro hizo como si le temblaran las piernas… sus actuaciones pusieron nerviosos a los lanzadores de la Roma que fallaron los penaltis.
Tal actuación fue interpretada de nuevo y, en tiempos modernos, por Dudek en la final de la Copa de Europa de 2005, la del milagro contra el Milan, y en la final de la Copa de África de 2015 también vimos una actuación similar del portero de Costa de Marfil Boucabar Barry.
Bruce Grobbelaar es sudafricano pero se nacionalizó zimbabuense siendo internacional en 32 ocasiones con la selección de Zimbabue. Desafortunadamente, a Bruce Grobbelaar le tocó la triste papeleta de ser el portero en dos de las tragedias más negras de la historia de este deporte, la de Heysel en 1985 y la de Hilsborough en 1989, “Nos están matando” reconoció haber escuchado detrás de su portería en aquella horrible tarde de Sheffield.
Actualmente, con sus más de 60 años, está hecho un chaval, y sigue formando porteros alrededor del mundo. Un bigotazo entre los tres palos.
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