Christian Vieri

El gol. Un delantero bravo y letal, capaz de rematar una nevera: el italiano Christian Vieri, uno de los jugadores que ha defendido el escudo de los dos equipos de Turín.

Nació en Bolonia, pero de niño se trasladó a Australia donde jugó su padre unos cuantos años. A su padre le llamaban Bob, así que a él le pusieron el mote de Bobo. Con su poderío físico sobresalía en cualquier deporte, y aunque le gustaba mucho el cricket, Christian Vieri terminó decidiéndose por romper redes en el fútbol.

Era un delantero fuerte, intenso, y que la enchufaba dese cualquier lugar. Un auténtico killer con una gran potencia de disparo y que sabía colocar su cuerpo para que los rivales no pudiesen arrebatarle el balón.

Debutó en la Serie A en 1991, en las filas del Torino y jugó en Pisa, Ravenna, Venezia y Atalanta, antes de recalar en el otro equipo de Turín, la poderosa Juventus, en 1996. Cada año cambiaba de equipo, y no le costaba adaptarse nunca. Siempre hacía buenos registros y con la Juve marcó casi tantos goles como partidos jugó.

En 1997 sorprendió su fichaje por el Atlético de Madrid, y una temporada le bastó para quedar Pichichi, marcar goles antológicos (como aquel contra el PAOK sin ángulo) y cabrearse con el entrenador para tener excusa de buscar un nuevo traspaso a otro club. Se marchó entonces a la Lazio, que pagó una buena cantidad de dinero a Gil y Gil. Una temporada en la Lazio, otra buena cantidad de goles y un nuevo traspaso, esta vez al Inter de Milan donde jugó desde 1999 a 2005 (increíble) y formó una delantera terrible junto al brasileño Ronaldo.

Después de sus buenos años en el Inter, comenzó el declive de un delantero que hasta entonces dio la sensación de que iba sobrado. Milan, Mónaco, Atalanta y Fiorentina fueron sus siguientes equipos. Marcó goles, pero aparecieron las lesiones y ya estaba lejos de ser aquel delantero arrollador de años antes.

Con la selección jugó 49 partidos, disputando dos mundiales y una Eurocopa y anotando 23 goles.

En julio de 2009 se retiró del fútbol, y gastó parte del dinero que ganó con tanto traspaso en jaranas, el resto lo desperdició.

Cuando se vio sin pasta se sacó el título de entrenador y ahora ejerce como analista en programas futboleros.

Un trotaclubes del fútbol, y un delantero matador, que ya quisieran tener los equipos de hoy en día.