Un pelo estilo mullet, una camiseta del Sheffield Wednesday ¿qué más se puede pedir? ¿una birra?, no sabes de fútbol si al escuchar las palabras Chris Waddle no te palpita el corazón. Se nos hacen mayores los búhos, 153 años de Sheffield Wednesday, así que vamos a recordar a uno de los grandes futbolistas de la gloriosa historia blanquiazul.
Chris era un extremo inglés habilidoso, técnico, veloz y con buen dribling. Su cambio de ritmo y su juego desequilibrante hizo que Bernard Tapie (aquel presidente mafiosete del OM) pagara un buen dinero por el futbolista inglés que ya había triunfado en Newcastle y Tottenham. Llegó a Marsella en 1989, brilló, y fue pieza clave del Olympique junto a Papin, Cantona, Deschamps y compañía. Por algún rincón de la canallesca ciudad mediterránea todavía uno puede encontrar algún graffiti o algún mural que venera al ídolo inglés. A Waddle lo recordamos en aquel OM que a punto estuvo de ganar una Copa de Europa, pero también en la fantástica selección inglesa que llegó a semifinales en 1990, con Lineker y Gazza, con los que se llevaba de maravilla.
“Magic Waddle” volvió en 1992 a Inglaterra, a jugar en el Sheffield Wednesday. Deleitando a Hilsborough estuvo hasta 1996, y pudo cambiar la historia porque Waddle había conseguido que su amigo Eric Cantona vistiera también la camiseta del Wednesday. El francés estuvo allí a prueba, incluso jugó un partido de fútbol indoor, pero el técnico Trevor Francis descartó el fichaje por ser demasiado caro y Cantona tuvo que buscarse la vida en otra parte, en e Leeds United, al que en seguida haría campeón de Inglaterra.
Por lo que a Chris Waddle respecta, continuó jugando en equipos menores de Gran Bretaña hasta su retiro en 2002, y
actualmente es un comentarista muy crítico, ya no luce el peinado de antaño y nunca pronuncia la palabra penalti.

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