Mítico portero brasileño que defendió la portería de la selección canarinha durante muchos años, siendo el meta titular en los mundiales del 90, 94 y 98.
A pesar de que Brasil es una mina de futbolistas fabulosos, los porteros han dejado siempre bastante que desear, y poca competencia tuvo Taffarel para defender el marco durante muchos años. No daba la sensación de ser un gran portero, aunque se posicionaba muy bien entre los tres palos y muchos subestimaban su talento. Pero Taffarel tenía algo que no tuvo ningún otro portero brasileño de su época. Tenía carisma, liderazgo y carácter, y un estilo propio, siendo uno de los primeros porteros que jugaron con manga corta.
Además, era muy bueno en los penaltis, donde su mirada podía poner nervioso a los mejores lanzadores del planeta.
Jugó en el Internacional de Porto Alegre y tras el mundial de Italia fichó por el Parma, donde jugaría tres temporadas. Reggina y Atlético Mineiro fueron sus equipos hasta llegar al Galatasaray en 1998. Taffarel había ganado con los años, y en aquel equipo turco, con buenos futbolistas ya veteranos, consiguió la machada de ganar una UEFA al Arsenal y una Supercopa de Europa al Real Madrid. En ambos partidos Taffarel demostró ser un buen portero.
Se retiró en el Parma, en una segunda época en la que fue suplente de Frei.
Taffarel es muy religioso, en su época de portero lo recordamos señalando el triunfo en cada éxito, y además se guía por señales que explican el sentido de la vida. Antes de retirarse se dirigía hacia Empoli para fichar por el equipo italiano. Durante el trayecto su coche se averió y Claudio interpretó la avería como una señal divina que le decía que su destino no estaba en Empoli y que era mejor colgar los guantes. Desde un arcén, en algún lugar de un gran país, llamó por teléfono a los dirigentes del Empoli y dijo: “no ficho, lo siento”.

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