Denilson de Olveira Araújo

El 30 de julio de 1998 fue presentado Denilson en las instalaciones del Real Betis Balompié, el brasileño llegó como el fichaje más caro del mundo y una cláusula de rescisión descomunal, tan solo superada meses después y en modo parodia por Francisco del Espanyol. La afición bética estaba excitada de ver como Lopera había conseguido el fichaje del astro brasileño ante la mirada incrédula de los grandes. Todo el mundo del fútbol estaba expectante por ver a ese tal Denílson destinado a cambiar la historia del Real Betis. 
Pero las cosas no salieron como se esperaba en Heliópolis, Vicente Cantatore duró apenas siete jornadas en el banquillo verdiblanco y el sustituto fue Javier Clemente, que terminaba ciclo en la selección. Los futbolistas del estilo de Denílson no son del agrado del rubio de Barakaldo y al brasileño le fue muy difícil adaptarse a la Liga. 

Denílson era un habilidoso extremo zurdo, con un magnífico cambio de ritmo y una gran capacidad para realizar regates inimaginables, pero pecaba de individualista y tenía tendencia a no tomar buenas decisiones. La presión de su millonario fichaje, la irregularidad en el terreno de juego, y alguna fiesta que otra, provocaron su salida del club en el 2000 al Flamengo, en forma de cesión, y tras una segunda etapa de verdiblanco finalmente se marchó en 2005 rumbo al Girondins de Bordeaux, donde tampoco rindió al nivel esperado. 

Al Nasr de Arabia Saudita, Dallas de los Estados Unidos, Palmeiras e Itumbiara de Brasil, Xi Mang Hai Phong de Vietnam y el Kavala de Grecia fueron los últimos equipos de un Denílson en declive que se retiró en 2010. 

A pesar de su inestabilidad en los clubes, fue un asiduo en las convocatorias de Brasil, donde parecía otro, y con la canarinha fue campeón de América en 1997, subcampeón del mundo en el 98 y campeón del mundo en 2002, jugando 61 partidos como internacional. 

Era un buen futbolista, dejó muestras de su calidad en la Liga, pero desaparecía del juego tantas veces como levantaba a los seguidores de sus asientos. Eso sí, siempre tenía una sonrisa para todos.

Cromo Denilson Ediciones Este