Miquel Sanchis
El domingo me levanté con ganas de derbi, y gracias a alguna plataforma moderna pude introducirme en el maravilloso mundo Against Modern Football de La Cruz, allí se iban a enfrentar en una soleada mañana mi admirado Ceares y el Gijón Industrial, todo un derbi y un clásico del fútbol asturiano.
Lástima que todavía no podamos disfrutar de estos partidos como nos gustaría, es decir, con el apoyo de la afición. Demasiadas sillas de plástico apiladas se observaban por los rincones de un humilde y entrañable campo, demasiado vacío el bar, y la grada, que tan pegada a los banquillos convierten La Cruz en una caldera para árbitro y jugadores visitantes.
Pero algún sustrato de fútbol noble y popular se podía visualizar, la incondicional (ayer solitaria) pancarta de Keep The Face en uno de los fondos y algún logo del St.Pauli adornaban junto a las publicidades de cafeterías, bares, restaurantes o churrerías que nos mostraba un lateral: Casa Carmen, Casa Oskarín, Caributatto, anuncios normales de negocios normales, fútbol cercano, sol, paisaje idílico como telón de fondo, y juego británico, apetecía abrir una cerveza fresca y disfrutar.
Me gusta ver los campos de hierba natural, y el de La Cruz se mostraba el domingo de un intenso verde. Bajo el sonido del himno local salieron los dos equipos a jugar, el Ceares con su particular camiseta roja y pantalón azul, el Gijón Industrial pintó su camiseta de verde irlandés y pantalón blanco, con el color del terreno de juego y el cielo de un agradable azul, ambas equipaciones quedaban genial con el futbolístico paisaje.
Es el Unión Club Ceares un clásico del fútbol gijonés y un referente del fútbol popular. Fundado en 1946, el club de barrio atravesaba una fuerte crisis económica a final de la década pasada. Fue en 2011 que los aficionados obraron el milagro y apostaron por el modelo de autogestión ya implantado en el Atlético de Socios, el CAP Ciudad de Murcia o en los equipos ingleses del AFC Wimbledon o el FC United. El modelo conocido como “fútbol popular” ha creado una fuerte y joven masa social que ha dado alas a un club que hasta se ha podido asomar a la Segunda B. Cuantas batallas habrá librado en Tercera y regional contra su rival de esta jornada, el Gijón Industrial, fundado en 1969 tras la fusión del Club Calzada y el Pelayo Club de Fútbol.
El partido comenzó recién terminado el himno y en la primera llegada los visitantes se avanzaron en el marcador, al definir su delantero Pablo Ferreiro con certero derechazo. 0-1 a los 3 minutos de juego, y los visitantes que parecía que además del marcador se adueñaban del control del balón. Buenas triangulaciones y cambios de orientación que desquiciaban a los futbolistas del Ceares, que no obstante, cada vez se metían más en el partido. En los compases finales de la primera mitad el arbitro vio unas manos dentro del área visitante y señaló penalti, pero el portero Chus Lastra realizó un paradón que evitó el empate y con 0-1 los futbolistas se fueron hacia el vestuario.
En la segunda parte el juego fue más rocoso, demasiado balón al cielo, y demasiadas faltas para un árbitro tarjetero al que no le temblaban las manos en cada acción salida de tono. Perdí la cuenta del número de amarillas que mostró. El visitante Riki a punto estuvo de poner el 0-2 pero su disparo fue desviado con la mirada por las cuatro personas que seguían el partido desde el Bar. Aficionados que nunca perdieron la esperanza y que observaron como su equipo tan solo necesitaría 2 minutos y medio para dar la vuelta al marcador. El defensa del Indus, Barragán, que se había mostrado inexpugnable y seguro durante todo el encuentro, anotó el gol del empate al realizar un despeje hacia su portería. El inesperado gol dio alas a los locales que en la siguiente jugada anotaron con un cabezazo de Cueto a centro de “semichilena” de Nelson. Digo “semichilena” porque fue como una chilena pero sin caer tumbado en el césped, un recurso genial que no desaprovechó el atacante Juan Cueto, delantero experto y peligro constante. “Dos minutos y medio en La Cruz son molto longui”, me imaginé que dijo uno de los cuatro privilegiados que estaban en el bar.
La rápida remontada propició que el Gijón Industrial se fuera al ataque y el Ceares defendiera de manera cauta. Unos tiraban balones a la olla, los otros se la sacaban de encima como podían. Los últimos minutos los visitantes asediaron la portería local y protestaron algún penalti, pero el árbitro no se quiso meter en más polémicas y a los tres minutos del descuento, cuando hasta el portero Chus había subido a rematar jugadas a balón parado, decidió pitar el final. Demasiado premio quizás para un Ceares que con esos tres puntos se sitúa líder del grupo. El lema Keep the Faith le fue como nunca.
Queda la esperanza de que pronto un derbi como el de ayer se disfrute con las gradas como siempre. Sol, birras y fútbol asturiano en un agradable domingo. Las ganas de ver el reducto de La Cruz como acostumbra, con su gente y su alegría, de momento el equipo está ahí arriba, el futuro (a pesar de todo) es ilusionante para ellos.
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