El Gotebörg de Eriksson

Carlos Roberto/Miquel Sanchis

¿Te imaginas un equipo sueco proclamarse campeón de la UEFA? El Gotebörg, un equipo sueco que viste de blanquiazul como el Deportivo Alavés lo consiguió. Y no una sola vez. El Gotebörg de los 80 daba mucha guerra en Europa, y realizó la hazaña de conquistar dos UEFAS, la de 1982 y la de 1987.

En 1979, otro equipo sueco, el Malmö, llegó a una final de la Copa de Europa, pero fue el Gotebörg de Sven Göran-Eriksson el primer y único club escandinavo en conquistar un título europeo. Eriksson había llegado en 1979 al Gotebörg, y fue el arquitecto que revolucionó el sistema de juego componiendo un bloque especialista en la presión alta y el juego combinativo. En 1982, el club sueco realizó una competición espectacular, derrotando a clubes consagrados en Europa. 

El primer rival fue el FC Haka, del que se deshizo sin dificultades. Eliminó en segunda ronda al Sturm Graz austriaco, con un triunfo in ex-tremis. En los octavos se deshizo con facilidad del Dinamo de Bucarest rumano, y en cuartos el Valencia, que había ganado la Recopa unos años antes, se cruzó en su camino. Pero aquellos chicos altos y rubios bien dirigidos por Eriksson dieron la campanada ya en Mestalla, donde sacaron un importante 2 a 2 al remontar un gol inicial del futbolista danés del Valencia, Frank Arnesen, que golpeó magistralmente una falta desde unos 25 metros a los pocos minutos de iniciarse el partido. En la vuelta, en el  Estadio Nya Ullevi, el Gotebörg no dio opción al Valencia al que ganó por 2 a 0. Llegaban a las semifinales donde se enfrentarían a un rival que daba miedo, el Kaiserslautern alemán, que venía de golear a todo un Real Madrid por 5 a 0. En el partido de ida los suecos salieron vivos del infierno de Kaiserslautern, al lograr un empate a uno. Y el mismo resultado se dio en Suecia, teniendo que ir a una agónica prórroga que desniveló Sting Fredriksson al transformar un penalti a favor de los suecos. Sven-Göran Eriksson, que en aquellos tiempos era un apuesto jovenzuelo que no se quitaba las gafas de sol ni por la noche, había conseguido la hazaña de llevar al Gotebörg a una final europea a base de mucho trabajo.

En la final se enfrentó, nada más y nada menos, que al Hamburgo, otro equipo alemán. Equipo muy fuerte que dos años antes había perdido la final de la Copa de Europa ante el Notthingam Forest. El partido de ida fue muy reñido, jugado bajo una intensa lluvia y sobre un auténtico barrizal que dejaba a los futbolistas alemanes su camiseta blanca totalmente coloreada de barro,  y se decidió a falta de dos minutos en favor del Gotebörg, cuando Tord Holmgren aprovechó el único despiste que tuvo la zaga germana. 

En la vuelta, el equipo sueco, totalmente motivado, aplastó a un equipo como el Hamburgo imponiéndose por 0 a 3, con goles de sus principales figuras: Corneliusson, Nilsson y Fredriksson. El Hamburgo que sucumbió ese día contra el Gotebörg ganaría un año más tarde la Copa de Europa ante la Juventus de Turín, lo que haría todavía más grande la gran hazaña del Gotebörg de Sven-Göran Eriksson, que no tuvo rival y se proclamó, de manera brillante, el primer club sueco (y único) en lograr la gloria europea. Años más tarde, en 1987 repetirían la machada, ganando al Dundee United escocés en la final.

¿Te imaginas ahora una final europea entre un equipo sueco y otro escocés? Imposible verdad, ya lo sabemos está todo teledirigido. 

*Esta historia y otras por el estilo, las podéis encontrar en nuestro libro Odio el Fútbol Moderno. Editorial Planeta. 2018.