Episodio 1: Mata al rey

Sergi Aljilés

“Danger, danger, the Queen’s about to kill

There’s a stranger, stranger life about to spill…

Fly like the wind, I’m not a pawn, so be gone, speed on and on

Kill the King”

Kill the King-Rainbow.

Todo aficionado a un equipo de fútbol quiere que sus jugadores luchen por ganar títulos. Para algunos clubs es casi una obligación anual lograrlo, no hacerlo se contempla como un desastre. Y cuando además se une la efeméride del centenario, en el caso del Real Madrid, es casi una cuestión de Estado. Así que imagínense como estaba la prensa en ese verano del 2001, anunciando a bombo y platillo, la plantilla que el club de Concha Espina preparaba para esa temporada, coronada por el rutilante fichaje de Zidane. Una “filosofía” bautizada como “de Zidanes y Pavones” por Valdano, a la sazón director técnico del club merengue, una mezcla de grandes estrellas (Zidane, Raúl, Figo, Roberto Carlos) y canteranos como Pavón o Guti. En resumidas cuentas, que, según la prensa de Madrid, los demás que vayan pensando en luchar por el segundo puesto.

Al hablar la prensa de los demás, esos otros equipos que nada tenían que hacer ante el Madrid del centenario, se refieren a uno solo, al Barça. En su concepción centralista y bipartidista del mundo y fútbol del Estado Español, el club blaugrana es el único rival, con la pequeña concesión a las simpáticas minorías colchoneras, y al equipo en gracia de la época, ahora es el Sevilla, hace 20 años era el Deportivo.

Vean ustedes que panorama tenía por delante el València. Un equipo que venia de perder 2 finales de Champions consecutivas y que acababa de perder a su capitán Mendieta, que emigraba a jugar a la Lazio. De nosotros, la clac madridista, hablaba de fin de ciclo, despertar de sueños para volver a la mediocridad habitual, equipo ramplón dirigido por un entrenador de segunda división, un tal Rafael Benítez, una mera comparsa del paseo triunfal blanco en esa temporada donde los títulos caerían como los frutos de los madroños. Y para más inri, el primer partido de liga seria en Mestalla contra el Real Madrid. Al ser preguntado Valdano por si veía al València como rival para el título, la respuesta del ex técnico valencianista fue clara: llevan 30 años sin ganarla, y no tiene pinta que eso vaya a cambiar. Clarividente filósofo.

La prensa azuzó el tradicional anti madridismo xe hablando del debut de Zidane en Mestalla, de como iba a bailar el solo a los 11 murciélagos. Así que, aunque no hace falta tirar gasolina a un fuego que siempre está encendido, marchamos a llenar las gradas del viejo Mestalla para enfrentar la adversidad, a morir matando y si hacía falta, a matar al rey. No hablo de matar borbones, costumbre muy poco extendida en estas tierras, no así en la patria de Zidane, sino de futbolísticamente acabar con el equipo que hace gala de ostentar la corona borbónica en su escudo.

Para ello los buenos jugadores blanc-i-negres se pusieron el mono de faena para con intensidad, presión y desgaste físico doblegar la “apisonadora” blanca. El partido comenzó muy bien, con un gol en el minuto 7, obra de mi querido Angulo, siempre teórico suplente, y acababa jugando más que los teóricos titulares. Ese fue el resultado final, 1-0. Eso fue lo que se habló del juego del València en la prensa. Lo que si que hizo correr ríos de tinta fue el marcaje que realizó Albelda a Zidane. 2 faltas en la primera media hora de juego que anularon al astro francés y que despertaron la ira de los palmeros contra el 6 valencianista. Una de ellas fue sancionada con tarjeta. Lo que les dolió era que un xiquet les amargara el debut imaginado e imaginario de su Madrid. La realidad es que Zizou retuvo y condujo en exceso la pelota, ralentizando el juego de ataque y lastrando a su equipo, Albelda hizo su trabajo, sin violencia, con dureza, como mandan los cánones en un medio centro defensivo. El fútbol moderno atacaba ya con lo de proteger a los jugones…no habrían visto ningún partido de Fernando Hierro, supongo.

El que de verdad brilló fue el trabajo como conjunto del València, destacando por encima de todos Vicente Rodríguez, que fue un puñal, un vendaval de regates y velocidad en la banda izquierda. Michel Salgado empezó a sufrir una pesadilla recurrente cada vez que venía a Mestalla. Se podrían escribir libros solo de esos duelos en la banda numerada de Mestalla. El pase del que disfrutaba en esa época (numerada 4, fila 17, asiento 18) me daba una posición privilegiada para verlo.

En las postrimerías del partido, Figo acabó expulsado por una entrada a Carboni. Como habían cambiado las tornas, tanto en los duelos personales (Carboni acabó expulsado en su debut ante el Barça por castigar los tobillos de Figo, siendo Valdano entrenador del València), como en el global. La liga empezaba bien, muy bien, a orillas del Turia.

Retomando la reflexión de que ciertos clubs están obligados a tocar metal todos los años, finalizaré con una reflexión de Nick Hornby, autor de “Fiebre en las gradas”, sobre el Arsenal: Que jodido es ser de un equipo que a veces gana. Ser del València te da la ilusión, con una base de certeza, que normalmente puedes llegar a disputar los títulos, y normalmente, nunca los ganas. Por eso lo celebramos con tanta intensidad cuando lo logramos, porque ganar una liga es algo muy grande, pero empezar a ganar una liga después de 31 años sin hacerlo, no tiene comparación a nada. Y aunque soy partidista en esto, como en muchas cosas, para resistir tiempos duros hay que volver a los buenos momentos y a la memoria, porque es muy jodido ser del València, es muy jodido porque a veces gana.