Sergi Aljilés
“Chewie is that you? Roarrrrrrr
OoooooOOOOOH WHAT A WOOKIE!!!! “
Chewbacca- Supernova
El pase del que yo disfrutaba en aquella liga era fantástico, una pasada. Sector 4, fila 17, asiento 18. Los que conozcan Mestalla saben que la perspectiva de la portería del gol sur es perfecta, perpendicular a la línea del área, pudiendo además disfrutar de la ventaja de tener techo sobre la cabeza, que, aunque la lluvia en València no es habitual, no es una maravilla tampoco, ni sabe llover, pues cuando lo hace suele ser torrencialmente. Aquella tarde no amenaza lluvia, pero sí una batalla contra los maños a la que me dispuse ataviado con bufanda y gasolina en el gaznate.
Después de la última victoria por la mínima ante el Vila-real en Mestalla, empates en Barcelona y en Polonia (no hay ningún chiste, jugamos ante el Legia en Varsovia), el partido ante el Zaragoza, otro histórico y habitual rival, se antojaba fundamental para continuar imbatidos y luchando por estar arriba en puestos europeos. Hoy la victoria no se podía escapar.
Arriba, los delanteros valencianistas tenían la pólvora algo mojada, a los números me remito. Costaba un mundo hacer gol, Salva Ballesta que era el llamado a ser el goleador no cumplía cara al gol con la eficacia que se le presuponía, y Juanito, Carew, Mista tampoco estaban sumando todo lo que se esperaba. La línea de medios era la que tenia que mantener la resistencia activa y enarbolar la bandera.
La gran esperanza era la banda izquierda, la que yo veía atacar justo delante de mí. Carboni detrás era un seguro de vida, impresionante en su veteranía. Delante había emergido Vicente, el puñal, que nos había encandilado a todos. Un xiquet de la terra al que entregamos el corazón, nuestro Luke Skywalker. Pero ese día no jugó de titular, ese día jugaba Han Solo, el Kily González, un argentino de pura estirpe canchera y potrera, que era todo pundonor y se vaciaba física y anímicamente en cada partido. Pieza fundamental del equipo que había maravillado a Europa. Y ese partido tenia una cita con la historia, una cita con la memoria de la grada blanc-i-negra, un murciélago para siempre…y contra su ex equipo.
Ese momento llegó en el 29 de la primera parte, un balón subido por la banda izquierda por Carboni que quedó dividido, parecía que se iba a perder por línea de fondo, pero el Kily no opinaba igual que los 50.000 valencianistas que le mirábamos correr hacia a él, y verle golpearlo con furia, saliendo en una parábola por encima del portero zaragocista, entrando por la escuadra contraria. Un misil teledirigido, un disparo laser desde un ángulo imposible por lo escorado al córner desde el que salió. No fue un churro, yo lo vi perfectamente desde mi localidad, fue un golazo con toda la intención de hacer lo que hizo.
Lo glorioso fue que lo repitió, tal vez no tan bello, tal vez no tan espectacular, pero de la misma factura, en el minuto 79, en la otra portería, glorificando su nombre y entrando por la puerta grande de los golazos que ha visto en casi 100 años el templo de Mestalla. 2 zurdazos para la historia.
No puedo dejar todos los méritos del partido en los dos zarpazos del argentino. Siempre que dejas tu portería a cero, algún mérito tendrá aquella línea defensiva, los Carboni, Pellegrino, Ayala y Curro Torres, algún mérito tendrá Palop. Cierto que el Zaragoza no jugó su mejor partido, pero bailar con Aimar como rival no es fácil. El mejor València de lo que va de temporada tituló la prensa.
3 puntos que sabían a gloria, una nueva esperanza, una esperanza renovada de mantener la imbatibilidad una jornada más y continuar luchando por algo que aun ni siquiera soñábamos. Al salir del estadio, las greñas que lucia yo en aquella época, expresión de rebeldía metalera a mis casi 21 años, ondearon al viento de levante que refrescaba el ambiente en aquel otoño de esperanzas valencianistas. No sé si Chewbacca gruñiría de gusto como gruñía yo aquella noche al haber visto aquellos 2 goles de mi València, lo que si que se es que el Kily y su pundonor gaucho irían siempre asociados a las palabras Zaragoza, liga y golazo.

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