El Benevento vuelve a la Serie A después de un temporadón y toca dar la enhorabuena a su artífice, el entrenador Filippo Inzaghi, un hombre que vivía cerca del gol en los tiempos en que se vestía de corto, cuando también era conocido como el rey del fuera de juego.

Natural de Piacenza, jugó mucho en las plazas y parques de dicho lugar junto a su hermano Simone. En 1991 le llegó la oportunidad de jugar en el primer equipo de la ciudad, donde le costaba afianzarse como titular y buscó salidas en forma de cesión al Albino Leffe y Hellas Verona. En la temporada 94/95 volvió a Piacenza y se convirtió en el referente ofensivo del equipo a pesar de su juventud, tenía solo 20 años. Y es que Inzaghi era un goleador nato, de esos que saben donde va a caer el balón, que se anticipan a la siguiente jugada y con gran habilidad aparece por donde nadie lo espera para rematar el balón al fondo de la red con lo que sea. ¿De dónde ha salido este? se preguntaban siempre los defensores.

En 1995 fue traspasado al Parma, y un año después el Atalanta apostó fuerte por incorporar al prometedor delantero. En Bergamo, Pippo encontró el lugar ideal para explotar, y se convirtió en Capocannoniere al anotar 24 goles. Es más, marcó goles a todos los equipos del campeonato. Un grande de Italia llamó entonces a su puerta, la Juventus de Turín, y allí Inzaghi demostró que podía ser uno de los goleadores más determinantes del fútbol europeo. Mostrándose como un delantero rápido, oportunista y gran rematador, pasó buenos años en la Juventus aunque en 2001 pasó al Milan, donde jugaría 11 temporadas más y se convertiría en leyenda. Dos ligas y dos copas de Europa entre otros títulos ganó con el Milan, y por cierto, con sus 70 goles es después de Raúl y de los dos productos modernos el cuarto futbolista que más goles ha anotado en Champions League.

En la final de 2007, dos goles suyos valieron para que los rossoneri levantaran la orejona. Además, con la selección italiana, fue campeón del mundo en 2006. “Debe de haber nacido en fuera de juego” dijo Sir Alex Ferguson de él por la facilidad que tenía de meterse entre las espaldas de sus rivales. Un delantero, hoy entrenador de moda, que siempre aparecía en partidos importantes.