El fútbol molaba más en los tiempos de Patxi Ferreira, de eso no hay ninguna duda, tiempos en los que los defensas más fuertes sacaban de portería porque no existía prácticamente el concepto de salida de balón y muchos guardametas de la época no la llegaban a la mitad de campo. Nada de pases cortos al central o al lateral de turno para que pierda el balón cerca del área, lo mejor era tener un tío como Patxi que enviaba el balón de portería a portería de un pepinazo.
Patxi salió de la cantera del Athletic Club, equipo en el que debutó con tan solo 17 años. En 1989 fichó por el Atlético de Madrid, donde daría un buen rendimiento como defensa central, llegando a jugar con la selección española. Pasó después por Sevilla y Valencia para volver al Athletic Club. Terminaría su carrera en el Rayo Vallecano, en 2001, con un montón de partidos a sus espaldas. Y es que Patxi era el tipo de defensa que todo entrenador quería en su vestuario: aguerrido, contundente, expeditivo y que iba muy bien de cabeza. Un tipo que no se achantaba y al que le iban los partidos intensos, como los que jugaban siempre Athletic y Valencia, dos de los equipos en los que jugó este zaguero que siempre salía de maravilla en los cromos.
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