Francisco Javier Pérez Villarroya

Anoche estuvimos viendo el partido de España contra Yugoslavia, sí, el de hace más de treinta años. Estábamos ahí repasando anécdotas y jugadores cuando un seguidor nos comentó algo de un cruel artículo a Villarroya titulado “el Tarugo”.

No es que haya siempre un tarugo en la selección española, es que la prensa española siempre escoge a uno a quién echarle la culpa de todo, y aquella España de Luis Suárez tuvo muchas críticas. Visto el partido contra los yugoslavos, se mereció pasar a cuartos con facilidad, y Villarroya hizo un buen partido.

Javier era un futbolista versátil, que jugó 14 temporadas como profesional y que representó a España en 14 partidos, incluidos los cuatro del mundial de Italia 90. Nacido en Zaragoza, jugó en el Arenas hasta su llegada al Real Zaragoza ya en juveniles. En el último año de juveniles fue internacional sub-18 y entonces debutó ya con el primer equipo. Al año siguiente jugaría con el Aragón, en Segunda División. Su debut en el primer equipo se produjo en la jornada 2 de la temporada 84/85, jornada marcada por la huelga de futbolistas que provocó el debut de un montón de juveniles que llegaron a ser estrellas. A Villarroya le tocó debutar ni más ni menos que en el Camp Nou.

En el filial del Zaragoza, coincidió con una buena generación de futbolistas que formaban hombres como Salillas, Vizcaíno o Isidro Villanova. Él destacaba por acoplarse a cualquier posición y siempre cumplir. Podía jugar tanto de extremo como de lateral, por la derecha o por la izquierda, y caracoleaba con el balón en los pies y servía unos centros magníficos a los delanteros. Se asentó en el primer equipo con la llegada al banquillo de Manolo Villanova, y en el Zaragoza vivió sus mejores años como futbolista. Fue entonces cuando se convirtió en internacional y tras el mundial de 1990 fichó por el Real Madrid.

En el club blanco jugó cuatro temporadas, siendo un habitual en los onces de Radomir Antic y Leo Beenhakker, casi siempre actuando de lateral zurdo, aunque él era diestro. En 1994 fichó por el Deportivo de la Coruña, que entonces era Super, y tras dos años en aquella plantilla inolvidable puso rumbo a Gijón para jugar en el Sporting. Allí jugó el maño dos añitos más, y algunos todavía recordarán un golazo que marcó al Espanyol en Sarrià, con un disparo espectacular que entró por toda la escuadra. Tras su experiencia en Gijón, fichó por el Badajoz de Segunda División, donde colgaría las botas en 1999, tras una dilatada carrera.

Como curiosidad, Villarroya es tío de Ángel Lafita, al que seguro que ha aconsejado en su carrera también de futbolista. Hoy, quien quisiera un tarugo en su equipo como Villarroya, jugaría siempre, en cualquier posición. Qué bien va un Villarroya en el equipo.

Cromo Villarroya Ediciones Este. Real Zaragoza