A Caneda le gusta la pornografía y el fútbol de antes. Él fue quien trajo al centrocampista francés Frank Passi al Compostela a mitad de los 90, un futbolista que despertó pasiones en sus años en San Lázaro.
Passi llegó sin hacer ruido a Santiago en 1994, y su juego silencioso dejó huella, encargándose de realizar el trabajo sucio en la medular y, a la vez, organizando con sus pases de banda a banda. Con su gran sentido táctico y su desgaste en el centro del campo se convirtió en una de las piezas importantes de un equipo que escribió una de las páginas más románticas de la historia de primera. Si en su época en Francia (siempre a la sombra de su hermano Gérald), no encontró la constancia suficiente pasando por varios clubes en pocos años (Montpellier, Olympique de Marsella, Toulouse, Toulon y Mónaco), en Galicia, Passi encontró un lugar y un club que le venían como anillo al dedo y permaneció en Santiago durante cinco temporadas.Se integró muy bien, aprendió a hablar castellano perfectamente y a soltar frases en gallego.
Recuperdor de balones, futbolista de brega, inteligente y bien dotado técnicamente, se retiró en el Bolton inglés, trabajó como asistente en el OM y también ha sido el entrenador del equipo marsellés y del Lille. Actualmente está entrenando en Catar, pero a nosotros nos gustaría verlo entrenando al Compostela en Primera dentro de unos años.
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