Un futbolista que tuvo atemorizados a los grandes porteros de los años 90 con sus imprevisibles disparos desde cualquier parte del campo, un futbolista que es leyenda, probablemente el mejor jugador que ha dado Rumanía, referencia y líder de la generación dorada rumana, Gica Hagi, “el Maradona de los Cárpatos”, un talento que tuvo el honor de vestir la camiseta tanto de Real Madrid como de Barcelona, entre otros equipos.
Del equipo de su Constanta natal pasó al Sportul del hijo del dictador Ceausescu donde explotaría a mediados de los 80. En 1987 fichó por el Steaua de Bucarest, entonces reciente campeón de Europa, y club con el que conseguiría ganar tres Ligas, dos Copas y lograría disputar una final de Copa de Europa. Hagi era un futbolista completo, un mediocampista que quería el balón todo el rato, muy habilidoso para driblar y con un talento único para golpear el esférico. A balón parado, o en la jugada menos esperada, Hagi sorprendía sacándose de la chistera un misil que dejaba a los porteros petrificados. En el mundial de Italia 90 tuvo una muy buena actuación, incluso se enfrentó a Diego Armando Maradona, con quién se hubiera vuelto a ver las caras en 1994 de no ser por el positivo del astro argentino.
Tras la cita mundialista del 90, fichó por el Real Madrid, donde dejó golazos inolvidables aunque se le escapó la Liga en los últimos minutos. Tras dos años de blanco, Hagi fichó por el Brescia italiano, para unirse al clan rumano bajo las órdenes de Mircea Lucescu. Con el Brescia logró ascender a la Serie A, y en el mundial de los Estados Unidos demostró tal nivel que recibió la llamada de su ídolo Johan Cruyff para fichar por el Fútbol Club Barcelona. De aquel fantástico mundial americano se le recuerda su golazo a Colombia. Y de su época en el Barça uno de los chicharros más brutales de la historia de la Liga, el conseguido en Balaídos de saque directo, aprovechando la poca visibilidad causada por la niebla. Pero no llegó en buen momento Hagi al Barcelona, el Dream Team vivía sus últimos días, el entorno era un polvorín y él nunca pudo hacer olvidar a Michael Laudrup.
Tras dos años de azulgrana, fichó por el Galatasaray turco, donde Gica Hagi volvió a mostrarse como uno de los mejores 10 del mundo. Rápidamente se convirtió en el líder de un equipo histórico capaz de ganar la UEFA y la Supercopa de Europa ya en el año 2000. Un año después colgaría las botas en el equipo turco.
Precisamente en el Galatasaray debutó como entrenador en 2005 y recientemente ha dirigido al equipo de su ciudad, el Viitorul Constanta, con el que logró ganar Liga y Copa.
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