Seguimos recordando al Milan de Sacchi y hoy vamos a dedicar nuestras líneas al portero de aquel equipo casi invencible, Giovanni Galli, un buen guardameta al que poco se le reconoce su labor en aquel equipo.
La verdad, que con el trabajo táctico de Arrigo Sacchi y con los futbolistas que ocupaban la defensa de aquel Milan, poco trabajo tenía el guardameta nacido en Pisa. Pero, aún así, el conjunto rossonero podía presumir también de tener uno de los mejores porteros italianos de su época.
En 1977, con tan solo 19 años, Galli ya se puso a defender el marco de la Fiorentina, y se convirtió en uno de los porteros más prometedores de un país que siempre ha creado escuela entre los tres palos. En 1982 fue el suplente del mítico Dino Zoff en el mundial de España 82 donde los italianos salieron campeones. En 1986 fue el meta titular de la Azzurra en el mundial de México 86, y fue fichado por el Milan de Berlusconi que empezaba una revolución. Arrigo Sacchi contó con él en su llegada en 1987 y así define a Giovanni Galli en su libro Fútbol Total:
“Mi grupo partía de Giovanni Galli, magnífico profesional y portero de grandes virtudes. Jugar en el Milan era particularmente difícil, pues, con una defensa impenetrable, el portero tiene poco trabajo y, por tanto, su atención y su concentración son fundamentales; equivocarse en una intervención podía ser la única oportunidad que tuvieran los adversarios durante todo el partido. Giovanni era particularmente bueno entre los palos, pero yo quería que saliera más, pues con un equipo muy junto y adelantado se dejan muchos espacios que el portero debe cubrir. Giovanni Galli no tenía tal capacidad, pero mejoró muchísimo gracias a los entrenamientos. Cuando jugaba con nosotros, tuvo que aprender a salir de la portería donde, por tradición, el portero estaba durante casi todo el partido. Era una persona positiva, en el campo y fuera de él. Era un hombre de bien que no se merecía vivir el dolor de la pérdida de un hijo de apenas diecisiete años. Cuando se marchó del Milan, me llevé un gran disgusto”.
En 1990 fichó por el Napoli de Maradona, donde jugó hasta 1993. Después jugó en Torino, Parma y se retiraría en 1996 en las filas del Lucchese Libertas de la serie B, ya con 38 años.
En Milan fue conocido como el Águila por su particular forma de volar entre los tres palos. Un porterazo, que muchas veces jugaba con pantalón largo.
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