Guillermo Amor Martínez

Cada 14 de febrero nos acordamos del amor, y de Guillermo Amor. El de Benidorm, todo un símbolo de la cantera del FC Barcelona, llegó muy joven a La Masía, y tuvo una fuerte relación con el club blaugrana. Debutó con el primer equipo en 1988, y fue pieza clave en el Dream Team de Cruyff.

Era un buen centrocampista, luchador, fuerte y con llegada. En 1998 fichó por la Fiorentina, y dos temporadas después retornó a la Liga para jugar en el Villarreal. Finalizó su carrera en el Livingston escocés. En la memoria de todos, aquel gol a Rumanía en la Eurocopa del 96, que daba a España la clasificación en la fase de grupos. En aquel gol demostró sus principales cualidades: llegada desde atrás y remate con lo que sea a portería, en aquella ocasión tirándose en plancha y rematando de cabeza prácticamente a ras de suelo. No fue el único gol salvador que anotó, también es muy recordado uno que marcó en el Bernabéu también llegando inesperadamente.

En 2007, sufrió un grave accidente de tráfico, del que se pudo recuperar. Estuvo ligado al F.C. Barcelona como director formativo con la llegada de Sandro Rosell y tuvo una exitosa aventura en el Adelaide United australiano donde conquistó la liga, dejó claro su dominio de la táctica y aprendió a hablar inglés con soltura.
¡Mucho Amor!