Vuelve la emoción de los grandes campeonatos, vuelve Maldini con sus apuestas, vuelven los penaltis de chichinabo, vuelve el fútbol de ahora con todo su apogeo a pesar de la pandemia, vuelve el fútbol sin público, y sin Robin, ni Aduriz, vuelve la La Liga y el show de Tebas, vuelve el Cádiz, el Elche y el Huesca, y en estos tiempos de incertidumbre a ver si es posible recuperar poco a poco a la gente en las gradas. Vuelve el fútbol moderno y también vuelve la Premier, vuelve Marcelo Bielsa al primer plano futbolero y la cosa comienza fuerte para el Leeds United que visita Anfield para enfrentarse al Liverpool. Este partido entre dos clásicos de Inglaterra nos trae a la memoria la figura del australiano Harry Kewell, excelente futbolista ofensivo que marcó época tanto en Leeds como en Liverpool.
Kewell nació en septiembre del 78 en Australia, hijo de un inglés, su doble nacionalidad le ayudó para realizar las pruebas en el Leeds United con tan solo 15 años y poder instalarse en Inglaterra sin ningún tipo de problema. Con 17 años ya debutó en el primer equipo y no tardó en demostrar su talento, fino y elegante, Kewell entusiasmaba a la afición con sus quiebros y pases imposibles. Podía jugar en el extremo, como segundo delantero o de media punta, y su toque de calidad sentenciaba a las defensas rivales, bien ofreciendo un rápido desmarque o bien definiendo con clase. Además su peligroso disparo lo hacía imprevisible, siempre tenía el fusil cargado.
Maravilló en el equipo de Yorkshire donde coincidió tres temporadas con su compatriota Mark Viduka, con el que conectaba a la perfección. Juntos llevaron al Leeds a una semifinal de Copa de Europa, pero apareció Juan Sánchez y el Valencia por su camino a la gloria. No pasó nada, en 2003 Kewell cumplió su sueño de infancia y fichó por el Liverpool, y vestido de red levantó la orejona en 2005 a pesar de lesionarse en la final. Paralelamente, se convirtió en el líder de la selección australiana, a la que puso por fin en el mapa futbolístico. Un gol suyo ante Croacia en 2006 clasificó a Australia para los octavos de final de Copa del Mundo.
Desgraciadamente, Kewell era uno de esos futbolistas repleto de talento al que las lesiones afectaban en desmesura, en 2008 fichó por el Galatasaray en busca de minutos en un fútbol no tan competitivo como la Premier. Jugó en Turquía durante tres temporadas, luego volvió a Australia, tuvo una aventura en Qatar y finalmente se retiró en 2014 en Melbourne Heart tras una carrera de casi veinte años.

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