Miquel Sanchis
El Real Madrid es cada vez más líder. A pesar de tener una de las plantillas más limitadas de los últimos tiempos, el conjunto blanco abre brecha y se sitúa a siete puntos del Atlético de Madrid tras disputarse la jornada 15 y su partido aplazado frente al Athletic Club. Y es que el Real Madrid cuenta en sus filas con Vinicius, uno de los jugadores más en forma del fútbol moderno, que conserva el juego alegre y anárquico de antaño. También Dembélé suele olvidarse de los conceptos tácticos y levanta al público de sus asientos saltándose las nuevas leyes del fútbol. Pero, al francés hace tiempo que no lo disfrutamos. El resto de jugadores de la Liga casi no me interesan, juegan robotizados, de manera mecánica automatizan el juego de posición y pocas veces se salen de los conceptos que les mandan sus odiosos entrenadores. Fijar y pasar. Superar, fijar y pasar. Ya nadie marca un gol a lo Zalazar. Ya casi no hay fútbol espontáneo.
Pero, ahí está Vinicius, que contra el Sevilla y el Athletic se disfrazó de Ronaldinho. Detalles y recursos de especie en peligro de extinción, driblings de ensueño, fintas, cambios de ritmo y goles de crack. Me encanta Vinicius. Le auguro un brillante futuro desde que lo viera en un Barça-Real Madrid de Copa en el Camp Nou que acabó en empate a uno (febrero de 2019). Vi como aquel día, con tan solo 18 años, se echaba al equipo a la espalda ¡con 18 años se echaba al Real Madrid a la espalda en el Camp Nou! (repito con exclamaciones). “La noche que Malcom se comió a Vinicius” tituló el Panfleto Deportivo.
Pero, se fue injusto con el pobre Vinicius a pesar de ser todavía un juvenil. Sus errores delante de portería fueron aprovechados por los de siempre para echar la mierda de siempre. Que si falla más que una escopeta de feria, que si no le marca ni al arco iris, que si le da al círculo y no al cuadrado a la hora de chutar, que no vale, que falla mucho, que es el enésimo producto… palabras de tertulianos de barra de bar, o de twitter, que viene a ser lo mismo. He fichado a Vinicius en el Biwenger cada temporada, entre risas de mis colegas, hoy el brasileño es uno de los futbolistas con mejor forma, resuelve como el crack que es, anota goles antológicos, y si sigue así entrará en la pugna por el próximo balón de oro.
El balón de oro es una caca pero existe. Soy partidario de no dar premios individuales (más allá del máximo goleador o el portero menos goleado) en un juego colectivo. No ayudan tampoco estos premios a luchar contra el ego que de por sí tienen las estrellas. Me gustaría un fútbol sin balones de oro. Pero el balón de oro es una caca que existe como ya he escrito. Celebran una gala como las de fin de año de hotel de polígono industrial, donde futbolistas y mujeres de futbolistas muestran sus vestimentas de lujo, comen canapés y Ferrero Rocher, beben champín y se hacen la pelota. El balón de oro existe y se lo han dado a Messi. Curioso, que para muchos sea muy importante el haber ganado títulos (algo colectivo) para ganar balones de oro (algo individual). Porque para mí los futbolistas que más marcan diferencias a día de hoy son Haaland y M’Bappe, que no han ganado casi nada en 2021. Para mí estos dos son los mejores del mundo.
Y Messi se llevado su séptimo balón de oro y esta vez dicen muchas voces que lo merecían otros. Lewandowski ha estado cerca y es balón de plata, Jorginho (al que si veo por la calle no lo conozco) ha quedado tercero. Benzema no ha llegado ni a podium y Vinicius ni aparece entre los máximos candidatos, el no haber ganado nada con el Real Madrid les ha pesado demasiado.
Y Messi se ha llevado el balón porque anotó 30 goles en 35 partidos que disputó en Liga. Una locura que ya hemos normalizado. Una locura como la del año de Romario, 30 goles. Una locura si además piensas que lo ha conseguido jugando en el Barça de Koeman. Además, de ser máximo goleador y asistente en Liga, ganó la Copa anotando goles espectaculares en la final. Messi no bajó el pistón en 2021, sus registros están ahí (a pesar de jugar en el Barça de Koeman, hace falta repetirlo) y además levantó la Copa América siendo máximo goleador y asistente del torneo. Messi, a pesar de lo que digan, también merecía este balón de oro. Por cierto, que el Barça, sumido en su peor crisis institucional, económica y deportiva del siglo se ha llevado tres premiazos: el balón de Messi, el Golden Boy de Pedri y el balón de oro de Alexia Putellas. Solo faltó que declararan el Camp Nou mejor estadio del mundo.
En el fútbol (y en la vida) todo es discutible. Solo hay que entrar en twitter cada día. Solo hay que ver la cantidad de conspiraidiotas que hay en la vida. Solo hay que ver que existen tierraplanistas, y que tienen hasta equipo de fútbol. El fútbol de Vinicius, al menos, cada vez es más indiscutible, y apunta alto, a Balón de Oro… si el Mundial y la Champions lo permiten. De momento que siga deleitando.

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