Miquel Sanchis
En el verano de 2010 me compre una moto y me fui a vivir a Ibiza con una novia un poco hippie, y nuestro perro, un podenco de ojos color miel que brillaban sabedores de que había toda una vida por delante. En aquel verano idílico en la isla, un joven Sergio Canales llegaría al Real Madrid, que aquella temporada iba a ser entrenado por Mourinho. Karim Benzema ya andaba por el Bernabéu, había llegado la campaña anterior, incluso creo que antes de que yo conociera a mi novia.
Es verano de 2021 y hace muchos años que vivo en Barcelona. La chica hippie se quedó en las islas con su alegre podenquito que hoy se aferra a la vida con sus canas de perro viejo. Y yo, conocí a otra mujer con la que llevo ya cuatro años de matrimonio. Tenemos dos gatos, pero no tenemos vehículo. Han pasado muchas cosas: cambios de ciclos, temporadas buenas y malas, crisis, bonanzas, he tenido mil trabajos, he escrito hasta un libro, he plantado árboles y todavía pienso que no sé el qué pero me falta algo. Mientras tanto, ahí sigue Karim Benzema en el Real Madrid. El delantero, llegó a escuchar de la boca de Mou aquello de “Si no tienes un perro para ir a cazar y tienes un gato, pues vas con el gato, porque solo no puedes ir”. Fue cuando tras una lesión de Gonzalo Higuaín, el portugués debía de tirar del “otro” delantero, el entonces un tanto apático Karim.
La evolución de Benzema en el Real Madrid es algo impresionante. Nunca se había visto un delantero venido de fuera que se echara al equipo tanto a la espalda durante tantos años. Clave fue en la consecución de las cuatro Champions ganadas entre el 2014 y 2018. A pesar de que el tiempo pasa, el francés ha seguido siendo titularísimo en el once blanco. Manda y se asocia con los jóvenes, y desde que no está Cristiano se le ve sobrado haciendo de padre del equipo, y también de caballero del gol. El Real Madrid siempre tuvo grandes delanteros, está casi obligado a fichar a los mejores: Hugo Sánchez, Zamorano, Suker, Van Nistelrooy… que rompen redes desde el primer día pero no durante tanto tiempo como lo está haciendo Karim. El otro día anotó un hat-trick ante el Celta. Quién me lo hubiera dicho hace 11 años, que la vida iba a cambiar en todos los aspectos pero que el gato Karim iba a seguir ahí.
Y qué decir de Sergio Canales. Otro que tal. Quizás cambió el Racing por el Real Madrid demasiado pronto, y durante su carrera aparecieron incontables lesiones entre las que destacan tres roturas de ligamentos cruzados y múltiples lesiones en los tobillos. Cualquiera hubiera mandado a la mierda el fútbol, pero Sergio Canales demostró crecerse ante tanta adversidad y tras pasar por Valencia y Real Sociedad de manera discreta ya hace años que disfruta y sonríe jugando con el Betis. Las lesiones parece que son cosas del ayer, y el otro día marcó al Granada un bello gol (otro). Muy parecido a aquel de Mendieta en el viejo San Mamés. Un gol de aquellos que se dicen maradonianos, en el que uno pilla el balón y se va de todos hasta llegar a gol. Un gol de patio de colegio, que recuerda también a uno de Roberto Baggio a Checoslovaquia en el mundial de Italia 90. Es muy bestia lo de Canales, no ha perdido el desparpajo, ni la técnica, ni la elegancia, ni la ilusión de aquel chaval de ojos brillantes.
Mientras dormimos nos crece la barba, eso es el tiempo, hasta Messi se fue de la Liga. Los partidos de fútbol moderno ya duran más de 100 minutos. El tiempo se hace más largo para unos que para otros, y ahí siguen estos dos (y el Cholo), como si nunca pasara nada.

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