Hubo un fútbol virtual, en el que muchos nos pillábamos a un humilde equipo y tras realizar las mejores gestiones, victoria tras victoria, nos plantábamos en la final de la UEFA, la Recopa o la Champions League, qué bonito era el PC Fútbol. El juego de nuestras vidas estaba basado en un fútbol auténtico y de verdad en el que los aficionados podían soñar con ver a su equipo en lo más alto, realizando las más grandes gestas, y en una buena temporada todo era posible.
El 20 de abril del 90 los Celtas Cortos sabrán qué ocurrió, pero Odio el Fútbol Moderno te recuerda que el 20 de abril de 1983, la Real Sociedad se disputaba en Hamburgo el pase a la final de la Copa de Europa ¡Qué bonito cuando solo iban los campeones! desde que crearon la maldita Champions, ya no saben que inventar para motivar al personal. Todos olvidarán los Atlético de Madrid-Arsenal de los próximos años, pero casi han pasado cuatro décadas, y el aficionado txuri-urdin y el aficionado al fútbol en general no olvidan lo que sucedió aquella noche de Hamburgo. Un gol de Diego a pocos minutos del final hacía soñar a la Real Sociedad con su primera final europea.
Un gol de Diego contrarrestado en seguida por el definitivo gol de Van Heesen en claro fuera de juego. Del silencio al éxtasis en un vetusto campo alemán, ya al inversa en cada casa frustrada con todos pegados a la televisión o al transistor. Otra época, la de un fútbol todavía de emociones.
Diego estuvo a punto de convertirse en el gran héroe de aquella Real Sociedad en la que a pesar de ser uno de os pilares no gozó del reconocimiento de los Zamora, Ufarte, Satrústegui o Arconada. A la chita callando se había colado como un fijo en el primer equipo desde que en 1974 fichara procedente del Eibar de la Tercera División y debutara en un mágico partido de los que ofrecía Atotxa ante el Barça de Neeskens y Cruyff. Su buen hacer en el centro del campo txuri-urdin contribuyó para que la Real Sociedad conquistara dos Ligas y le valió para llegar a ser internacional, hasta faltó poco para que fuera convocado al mundial de 1982.
Se retiró en 1985, tras 11 temporadas vistiendo la camiseta de la Real Sociedad, donde por un mal arbitraje no pasó a convertirse en leyenda.
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