Un futbolista superlativo que se formó en la cantera Del Real Madrid, aunque no llegó a debutar en el primer equipo. Se quedó en el Castilla, de donde pasó al Real Valladolid, y en Pucela demostró la clase que tenía. La clase y los pulmones, porque Caminero era uno de esos centrocampistas que abarcan la totalidad del campo, empezando como medio defensivo, pero que sube a presionar, a robar balones arriba, a organizar el juego ofensivo y a meterse en el área para marcar gol.
En 1989 debutó con el Valladolid en Primera, y en 1993 fichó por el Atlético de Madrid donde se convirtió en uno de los mejores futbolistas de España compartiendo vestuario y otras cosas con el Cholo Simeone.
Era un centrocampista perfecto, batallador, técnico, con una gran conducción del balón, y dotado de un físico excepcional. Fue el motor del Atleti del doblete del 96, y de la selección española de mediados los 90.
Se apuntó a la moda de ponerse tiritas en la nariz y dejarse perilla, y de esa manera se marcó un mundialazo en Estados Unidos. En la memoria también sus partidos contra el Barça en el Camp Nou y aquel regate que le hizo al tío del tenista que es para enseñarlo en las escuelas.
Tras sus buenos años en el Atlético volvió a Pucela, donde se encontraba más que a gusto, para ser uno de los líderes del equipo hasta su retirada en 2004, harto ya de comer natillas.
Al dejar el fútbol se ha subido al barco del fútbol negocio y se pasea por ahí al estilo Tarantino. Estuvo involucrado en unos trapis de drogas y dinero negro, aunque no sabemos como salió de aquel percance. Algunos quedamos decepcionados por aquello, pues nunca nos hubiéramos imaginado algo así de un centrocampista tan elegante y sobrado que durante un tiempo estuvo a un nivel excelente.

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