Julen Lopetegui Agote

Cuánto nos alegramos por Julen Lopetegui, le debía el fútbol una al entrenador del Sevilla, a quien en 2018 se le privó de disputar el mundial como seleccionador español (pese a no conocer la derrota) a lo que hay que añadir su posterior fracaso en el Real Madrid, donde no llegó a comerse los turrones. Pero el fútbol, como la vida, siempre te da otra oportunidad y el vasco en su primera temporada en el banquillo del Sevilla ya ha demostrado lo gran entrenador que es, y a su buena temporada en Liga hay que sumar ahora la conquista de la Europa League (la sexta para el club) y además imponiéndose en un partidazo a todo un Inter de Milan. No pudo contener las lágrimas el bueno de Julen, estalló de alegría, se lo merece.

Julen Lopetegui fue en sus tiempos un buen portero, formado en la Real Sociedad, donde antaño salían grandes guardametas, y donde a la vez era muy difícil tener minutos, pues en los 80 Arconada era indiscutible y un joven Elduayen apuntaba maneras. Así que en 1985, Lopetegui fichó por el Castilla para intentar ser el portero del Real Madrid. Tras una cesión en Las Palmas llegó al primer equipo blanco como tercer portero y en 1991 decidió fichar por el Logroñés en busca de minutos. Fue en las porterías de Las Gaunas donde Lopetegui se consagró como portero, ofreciendo un nivel excelente en una época inolvidable del equipo riojano en Primera. Era espectacular en sus acciones, tenía unos reflejos impresionantes, una agilidad felina y mucha concentración. Ofreció incontables palomitas y estiradas por el barro (antes el área pequeña solía tener una marca de barro, fruto de las acciones de los porteros, que impedían que creciera allí el césped), fue internacional, y acudió al mundial de USA’94 como tercer portero de España.

En 1994 fichó por el FC Barcelona que buscaba al sustituto de otro legendario portero vasco, Andoni Zubizarreta. Había expectativas, pero un error en una Supercopa de España marcó su destino. Se le vio nervioso en una época difícil para cubrir la portería azulgrana, y terminó como tercer portero del Barça.
En 1997 fichó por el Rayo, y en Vallecas volvió por momentos el mejor Julen Lopetegui. Allí se retiró en 2002, y cuando colgó los guantes le dio por ponerse a entrenar.

En contra de de lo que dicen muchos de que los porteros no pueden ser buenos entrenadores, Julen parecía ser un entrenador de éxito, lo tuvo dirigiendo a las categorías inferiores y devolvió la ilusión a la selección nacional antes del mundial de Rusia. Allí hubo un punto de inflexión en su carrera como técnico. El fichaje por el Real Madrid propició su salida horas antes de comenzar la cita mundialista, con apenas 10 partidos de Liga se le relevó en el banquillo blanco. Parecía que todo le salía mal. Pero un tío acostumbrado a recibir balonazos nunca se da por vencido, el Sevilla apostó por él, hoy todo es felicidad.