Las axilas del diablo

Miquel Sanchis

No creo que haya un lugar peor que las axilas del diablo, que puede ser un lugar, una sensación o un rincón, donde sucumbe el alma y se te castiga por dentro, como si pinchos y lanzas fragelaran en tu interior y te torturaran las entrañas, pseudodestrucción. Hubo una vez un demonio que castigaba a su antojo y sin piedad, hubo un tridente aterrador, hubo una historia del calcio que fue juerga y fiesta pagana, hubo olor a tabaco y poesía, humo en las axilas del Pino Zaccheria y hubo el Foggia de Zdenek Zeman.

Nacido en Praga, Zeman siempre tuvo como referente a su tío Čestmír Vycpálek, que fuera jugador y entrenador de la Juventus, así que cuando cumplió los 21 años abandonó Checoslovaquia en busca de alguna aventura en el país del calcio. Los contactos de su tío fueron necesarios para que aquel joven migrante, consiguiera sus primeras experiencias como técnico en las escuelas del Palermo. Era 1974, y aquel muchacho viciado a la nicotina comenzaba a obsesionarse por las nuevas tendencias surgidas desde los Países Bajos, el llamado fútbol total, ya saben, la Naranja Mecánica, Rinus Michels. https://odiofutbolmoderno.com/2020/06/25/la-naranja-mecanica-de-rinus-michels-y-johan-cruyff-de-1974/

Pero todo aquello andaba muy lejos, el fútbol televisado, las grandes figuras mundiales, los grandes estadios, todavía quedaba un largo camino antes de poder abandonar los campos de tierra, el agua milagrosa y el “no te olvides las fichas”. Creció y se hizo un nombre en el fútbol modesto hasta que en 1983 le llegó la oportunidad de fichar por el equipo de Licata, una población siciliana de 40.000 habitantes. Fue aquel equipo ideal para implantar su sistema 4-3-3 ofensivo, con la presión muy alta y el marcaje defensivo en zona. Logró la gesta de quedar campeón de la serie C2, pero sobre todo ganarse el respeto de las catacumbas del fútbol por su juego agresivo e intenso, alegre, y siempre en busca del gol y del cuero, un espectáculo para el dominguero de pueblo medio que disfrutaba con la fantasía de la gente joven con la que solía contar el buen ojo de Zeman.

Un campechano empresario napolitano, Pasqualle Casillo, llegó al Foggia en 1986 y quedó sorprendido con el poderoso equipo dirigido por el checo, con su búsqueda constante del fútbol ofensivo, y quiso el emprendedor empresario que aquel revolucionario pilotase la nave del Foggia hasta la categoría prometida, la Serie A, donde ya había militado el equipo del demonio en los años 60 y 70, dándose a conocer, pero sin poder nunca consolidarse en la máxima categoría. Y hacia la localidad del sur de Italia viajó Zeman en busca del sueño, siendo todavía equipo de la serie C1, que viene a ser la Segunda B de España.

Juego combinativo, desparpajo y hambre de éxito. Entrenamientos muy físicos, disciplina, metodología y no decir una palabra más de la que se necesite, así se podría definir al Zeman de Foggia y al Foggia de Zeman, pero a pesar de crear una atmósfera especial no logró terminar la temporada en el banquillo rojo y negro, pues Pasqualle Casillo pilló al entrenador negociando con el Parma y el cabreo fue tal que el checo fue despedido. Zeman ascendía a la B al firmar con el Parma, luego se mantendría en la categoría al fichar por el Messina.

Pero llegó la temporada 89/90 y los caminos de Zeman y Foggia volvieron a cruzarse con el ascenso del Foggia a la Serie B. Casillo volvió a confiar en el atípico entrenador, ambos hicieron las paces, bebieron una copa, jugaron a cartas y se centraron en construir el milagro de Foggia. Y así fue, en la primera temporada de la segunda época se sentaron las bases sobre las que construir el equipo ganador, y en la 90/91 se consiguió el ansiado ascenso a la Serie A con un equipo puramente estilo Zeman que rompía las defensas más duras del cartenaccio gracias a poderoso y prometedor tridente formado por Roberto Rambaudi, Francesco Baiano y Giuseppe Signori. El diablo estaba en la máxima categoría, y el misterioso señor del humo estaba preparado para hacer de su equipo el incordio de toda Italia. La vida es un cigarro, y era momento de consumirlo.

“Petrescu, Shalimov y Kolyvanov” repetía cada medianoche y frente al espejo Zeman antes de acostarse, y del ritual a la evidencia y de la realidad a los hechos, y gracias al buen hacer de Casillo un rumano y dos soviéticos aparecieron en la temporada 91/92 por el vestuario del Foggia dispuestos a torturar a cualquiera. Ni Juve ni Milan, el espectáculo lo daba el Foggia que aquella temporada acarició Europa e hizo el segundo mejor registro goleador del campeonato tan solo superado por el todopoderoso Milan. Fútbol de alta escuela, intensidad y un despliegue físico impresionate. El empuje de Petrescu, la velocidad y el desborde de Shalimov, la exquisitez de Kolyvanov ¡que hasta marcaba faltas con las dos piernas!, los goles desde donde fueran de Francesco Baiano (solo superado en la tabla de goleadores por Roberto Baggio y un tal Marco Van Basten) y la zurdita mágica de Giuseppe Signori, el fútbol en Foggia era arte y fantasía,¡hasta había un Picasso en la medualr! y el aficionado rojinegro vivió sus mejores años en Zemanlandia. Sueño.

Como no, llegaron los grandes a pescar en ese oasis de buen fútbol en que se había convertido el Foggia, se fueron las principales estrellas, dio igual vinieron otras, que se adaptaron al modelo Zeman y después de una discreta temporada volvieron a soñar con Europa en la 93/94. Para entonces Kolyvanov era el principal referente y líder de un equipo en el que destacaron las incorporaciones de Chamot o Bryan Roy. Zeman había cumplido con su acometido, y su labor fue de un mérito inconmensurable, era hora de cumplir el sueño de aquel joven checo aventurero y fichar por un equipo poderoso, y en 1994 firmó su contrato por la Lazio.

El zorro continuó trabajando para grandes equipos, siempre con su 4-3-3 como seña de identidad, con esa áurea y el humo que le rodea se sentó en los banquillos hasta 2018, su última aventura en Pescara (había vuelto al Foggia en 2010).

En la actualidad, el futbol es cada vez más una industria, y menos un juego”. Palabra de Zeman.

Mientras tanto el Foggia bajó a los infiernos, descendió en la temporada siguiente de la marcha del checo y ya no ha podido ascender nunca más a la Serie A. En la actualidad, jodido y putrefacto, moribundea por el infrafútbol italiano bajo el nombre de Calcio Foggia 1920 S.S.D. Cuesta adaptarse a los nuevos tiempos, pero los aficionados rojinegros siguen acudiendo a su viejo estadio, y en las gradas del Pino Zaccheria se comenta que hubo una época en que el diablo hizo milagros, aquella época de furor y efervescencia, de cuando su casa se convertía en una sala de torturas, en las axilas del diablo.

*Texto y título inspirado en el libro de poesía Las Axilas del Diablo, Alfredo Cortell. Entrelíneas editores 2004.