El 9 de julio de 2018, justo el día que se cumplían 24 años del codazo de Tassotti, Luis Enrique fue confirmado como seleccionador español, cargo que tuvo que abandonar un tiempo por motivos personales. Y hoy, tres años después, con el asturiano otra vez al mando del combinado nacional, España tiene la oportunidad de volver a meterse en una final de Eurocopa, precisamente ante Italia.

Luis Enrique es un líder, con mucho carácter. Se formó como futbolista en Mareo, y destacó en el Sporting como un joven con mucho desparpajo, clase y garra, cualidades que le valieron para fichar por el Real Madrid en 1991. Era un centrocampista ofensivo, polivalente, y aunque no era el más habilidoso contagiaba a sus compañeros de equipo con su mentalidad currante y ganadora. Cuando en 1996 acabó su contrato con el Real Madrid fichó por el eterno rival, el Barça, donde jugó hasta su retirada en 2004, ganándose a la afición por su constancia y su entrega.

Apasionado por el deporte y por la buena condición física, en 2008 se hizo cargo del Barça B, y después entrenó a la Roma, al Celta y al Barça, donde ganó el triplete en su primera temporada. En 2017 se quedó sin equipo y aunque su nombre sonó para banquillos de grandes clubes de Europa finalmente firmó como seleccionador español.

Hoy lo recordamos por sufrir aquella acción que pudo haber cambiado el signo del partido y el destino de España en el mundial de Estados Unidos. Fue aquel un España-Italia en el que hubo de todo: tensión, lucha ocasiones, golazos y polémica. Aquel duelo será recordado por la exhibición y el golazo que se marcó Roberto Baggio, por los otros dos goles que marcaron Dino Baggio y Caminero, por la ocasión de Salinas ante Pagliuca y por la acción antideportiva de Tassotti a Luis Enrique, que pasó desapercibida por el árbitro, y que dejó al asturiano indignado y hecho un eccehomo.

La vida pasa, el fútbol cambia, pero ambas te dan segundas oportunidades. A Luis Enrique se le presenta una esta noche. Venganza es poco.