Vuelve la Liga en viernes y el resto de campeonatos europeos. En Francia destaca un Mónaco -PSG y con motivo de este partido queremos recordar a un futbolista pionero en quitarse el negro de las botas para pasarse al color blanco en el calzado futbolero, una modernidad con la que también identificamos a Alfonso Pérez, el del Barça de toda la vida.
Marco Simone era un delantero italiano de pelos y juego enérgico, al que solo le valía hacer un control+chut para ver puerta con la facilidad. Un práctico delantero que se marcó en el verano de 1993 un gran torneo de Oviedo, cuando jugaba en el Milan, anotando los dos goles con los que los rossoneri maquillaron una derrota frente al conjunto carbayón por 3-2.
Debutó como profesional en el Como, de allí pasó al Milan, donde marcaría un montón de goles, aunque tuvo que salir a Francia en busca del protagonismo que le cerraban las estrellas del conjunto italiano. Destacó en el PSG y en el Mónaco, por sus goles, por sus botas, y por su look moderno, pues se dejó una extraña barba coloreada. Se retiró en 2006 en el modesto Legnano.
Se sentó en el banquillo del Mónaco en 2011 y su última aventura en los banquillos fue en el Ratchaburi F.C. de Tailandia, hoy no se querrá perder el partido entre los dos equipos con los que jugó en el campeonato francés.
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