Jardel nació en Fortaleza (Brasil), y jugó para Vaco da Gama y Gremio, destacando como goleador del equipo tricolor de Porto Alegre, con el que ganó una Copa Libertadores y una Recopa sudamericana. En 1996, puso rumbo a Europa, para enrolarse en las filas del Porto donde permaneció hasta el año 2000 marcando goles como churros y dando varias exhibiciones europeas.
Era un delantero de mucha envergadura, y un especialista en el remate de primeras, ya fuera con la cabeza o aprovechando su potente disparo. En el 2000, cuando muchos grandes de Europa se interesaban por él, fichó por el Galatasaray turco, club con el que conseguiría ganar una Supercopa de Europa, contra todo pronóstico, al Real Madrid. Un año después volvió a Portugal, esta vez al Sporting, y vistiendo de verdiblanco volvió a ser el mejor delantero de la liga: marcó 42 goles en 30 partidos y ayudó a que el club lisboeta obtuviera el ansiado campeonato portugués. Super Mario tuvo unos registros impresionantes en el fútbol luso donde anotó 168 goles en 175 partidos con el Porto y 67 goles en 62 partidos con los leones del Sporting. Si hacéis las cuentas bien, el promedio es impresionante.
Pero, Mario Jardel confundía el día con la noche y su carrera dio un cambio radical debido a sus abusos, entrando en declive y pasando por infinidad de equipos de todo el mundo sin despuntar en ninguno. Estuvo en el Deportivo Alavés, en la época de Piterman, pero pidió adelantos, casa, coche, café, copa y puro y Dimitri, que nunca fue un buen pagador, le dijo que se lo daría cuando cayeran los goles, algo que no sucedió porque el brasileño se fue con la música a otra parte (no sabemos si llegó a debutar). Se retiró en 2011, en la liga saudí, en el Al-Tawoon, donde por lo visto se reencontró con el gol después de muchos años.
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