¡Por fin se cerró el mercado de fichajes! Desde luego lo del último día de fichajes es increíble ¿cómo pueden apurar tanto los equipos? ¿os acordáis del lío de hace unos años con el fax?
Lo del mercado de fichajes tal y como lo conocemos hoy comenzó en el año 1995. Los clubes que formaban la Liga de Fútbol Profesional tenían hasta las 15 horas del día 31 de agosto de ese año para inscribir jugadores. En las primeras temporadas, uno de los que apuraba y siempre conseguía alguna ganga o algún fichaje sorprendente era el Real Mallorca, que en 1996 se llevó nada más y nada menos que a cuatro futbolistas a última hora, el centrocampista ghanés Emmanuel Duah, el delantero rumano Radu Niculescu, el delantero Juan Antonio Santaella cedido por el Sevilla y un delantero nigeriano curtido en mil batallas en el fútbol holandés, un tal Michael Obiku, que llegaba a la isla cuando los futbolistas nigerianos estaban de moda.
Era un delantero de gran velocidad y que poseía un buen olfato de gol, pasó del fútbol nigeriano al Anorthosis chipriota y de allí en 1992 al Feyenoord de Rotterdam, donde completó buenas campañas pero un delantero sueco con rastas, un tal Henrik Larsson, comenzaba a apartarlo de la titularidad. Así que decidió cambiar la Eredivise por la Segunda española, y fichar por el Real Mallorca.
Una vez en Palma, conformó una pareja letal en ataque con Carlitos, aquel menudo delantero que corría como un diablo, y juntos fueron claves en el ascenso a Primera División. Obiku marcó 14 tantos en 28 partidos, pero sorprendentemente salió al finalizar la temporada, poniendo rumbo al fútbol nipón para enrolarse en el Avispa Fukukoa, donde jugó una temporada.
Retornó después a los Países Bajos, a jugar en el AZ Alkmaar, y se retiró jugando de nuevo en Chipre, en el Anorthosis, donde había sido ídolo.
Los pequeños fichan lo que pueden en el último momento, Obiku, un tío de mundo, le salió de maravilla al Real Mallorca.

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