Tal día como hoy de hace unos años, el Valencia de Rafa Benítez comenzaba su andadura en la Liga. Nadie podía ni pensar que un equipo sin sus figuras recientes (Mendieta fue traspasado al Lazio, Claudio López ya llevaba un año allí, Farinós se había ido al Inter, Gerard al Barça) y con un entrenador casi desconocido, un tal Rafa Benítez que entrenaba en Segunda División, lograría la hazaña de imponerse en un campeonato donde parecía que el Real Madrid de Figo y Zidane no tendría rival. El Valencia terminaría escribiendo una bella historia de fútbol aquella temporada y todo comenzó con un gol de Angulo, un hombre que se ganó, a base de trabajo, el corazón del valencianismo.
Recordemos que a punto de cerrarse el mercado de fichajes del verano de 2004, ya en tiempos modernos, Miguel Ángel Angulo cogió las maletas y partió a Londres donde pasó reconocimiento médico con el Arsenal. Llegaba al conjunto gunner como estrella tras sus años vividos en Valencia y tenía a Arsene Wenger ilusionado de meterlo en su proyecto. Pero algo no vio claro el asturiano, que tras pasar reconocimiento médico dejó con un palmo de narices a los del Arsenal y pidió volver a Valencia lo antes posible. Llegó, vio y volvió. “Me fui a Londres con muchísimas dudas. Quise descubrir lo que me encontraría allí pero estaba fuera de mi sitio. Llamé varias veces a casa para sentirme cerca de mi familia y por la tarde, ya supe que tenía que volver. Viví una odisea en Inglaterra”.
Y es que Ángulo se encontraba de maravilla en Valencia, donde había llegado muy joven procedente del filial del Sporting de Gijón como delantero. Fue cedido al entonces modesto Villarreal de Segunda, y aportó goles al conjunto amarillo. Cuando fue repescado por el Valencia fue variando su posición en el campo. Angulo siempre jugaba, faltaba saber donde, pues se reinventó como un futbolista polivalente y luchador capaz de desenvolverse en cualquier parte del campo. Por su entrega siempre fue uno de los más queridos de la afición che, en una época dorada para el valencianismo. Un futbolista que no tenía nada, pero lo tenía todo y que siempre rendía bien. Este pulmón, fue además medalla de plata en Sidney 2000.
Un crack, un tío de costumbres y hogareño, que vivió una odisea el día que salió de su casa, y que con su gol al Real Madrid se convirtió en el primer héroe de una temporada mágica.
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