Muchos futbolistas han tenido el honor tanto de vestir la camiseta rojiblanca del Atlético de Madrid como la blanquiazul del Espanyol. En los 90 varios futbolistas pasaron de Sarriá al Manzanares o al revés. Podríamos recordar, así a bote pronto, a Toni el portero, a Lardín, o a Roberto Fresnedoso, pero también a un futbolista paraguayo de baja estatura que combinaba clase con determinación, Miguel Ángel Benítez.
Benítez jugaba como delantero y llegó muy joven a España, con 18 años, para jugar en el Calpe. La velocidad, la chispa y el olfato de gol del Peque pronto motivaron su fichaje por el Atlético de Madrid. En busca de una mejor adaptación y de poder gozar de minutos fue cedido a Almería y Mérida; pero fue en el Espanyol donde Benítez destacó más, a las ordenes de José Antonio Camacho. Internacional con Paraguay, jugó la Copa del Mundo de 1998. En la Liga se le recuerda por sufrir una grave lesión a causa de una entrada de su compatriota Celso Ayala. Volvió a Paraguay en 2002, y ganó la Libertadores con el Olimpia de Asunción.
Un delantero muy veloz, que cuando colgó las botas también ha ejercido de entrenador.
Debe estar conectado para enviar un comentario.