Miguel Ángel Lotina

En primero de febrero nacieron Stanley Matthews y Gabriel Omar Batistuta, y nos dijo adiós para siempre Luis Aragonés. Y el primero de febrero de 1996, un equipo de Segunda B, el Numancia, sacó los colores al Barcelona de Johan Cruyff en los cuartos de final de la Copa del Rey. 

Echevarría, Octavio, Raúl Ruiz, Barbarín, Artigas, Movilla y compañía plantaron cara a los Hagi, Guardiola, Prosinecki, Figo… en un partido que quedó empatado a dos en el estadio de Los Pajaritos. Gran e inolvidable Copa del Rey la del club de Soria que venía de cargarse a varios “Primeras”. 
Sin duda, la labor de su entrenador, Miguel Ángel Lotina, tuvo algo que ver, pues él cogió las riendas del vestuario en 1993 y cambió la dinámica del equipo hasta llevarlo a desafiar a un equipo como el Barcelona en aquella Copa, y años más tarde a Primera División.

Como jugador Lotina fue un delantero de área, intenso, fuerte y luchador, de esos que saben siempre donde va caer el balón. En su carrera jugó en el CD Munguía, en la SD Gernika Club, en el Logroñés en dos etapas y en el Castellón, club con el que debutó en Primera División.
En su segunda etapa con el Logroñés fue capaz de ascender desde Segunda B hasta Primera con el equipo, lo que le convirtió en ídolo de la afición riojana.

En Logroño se inició como entrenador, y después de entrenar en las categorías inferiores llegó a Soria para revolucionar al Numancia con sus métodos. Hombre de pocas palabras, que evita cualquier tipo de exageración, se ha convertido con el tiempo en un trotaclubes de los banquillos. En España ha dirigido con mayor o menor suerte a Logroñés, Numancia, Badajoz, Osasuna, Celta, Espanyol, Real Sociedad, Deportivo de La Coruña y Villarreal. 
Y después se aventuró a dirigir en Chipre y Catar. Actualmente se encuentra en Japón, allí entrenó al Cerezo Osaka de Primera después de triunfar en el Verdy Tokio de Segunda y actualmente dirige al Shimizu S-Pulse de la máxima categoría del fútbol nipón.

A sus 62 años todavía no ha perdido la pasión por sentarse en los banquillos.

Cromo Panini Lotina Logroñés