Si hay un Porto-Atlético de Madrid a todos nos viene en seguida la figura de Paulo Futre. Uno de los ídolos de nuestra infancia, de los mejores delanteros de su época y que además es seguidor de nuestra humilde cuenta.
El juego del portugués fue toda una revolución en la Liga, un delantero rápido, explosivo, intenso, con buena definición y con la melena al viento que caracterizaba antes a los grandes delanteros. A principios de los 80 debutó con el Sporting y en 1984, con un futuro prometedor, pasó al Porto. Allí ganó ligas portuguesas y la Copa de Europa en 1987.
Consagrado como uno de los mejores delanteros del momento, Jesús Gil apostó por él para que fuera el abanderado de su proyecto en el Atlético de Madrid, hasta lo presentó en una conocida discoteca madrileña a bombo y platillo. De 1987 a 1993 jugó en el club colchonero, y se le recuerda por sus duelos contra el Real Madrid y por aquel gol en la final de Copa de 1992 en el Bernabéu. Tras dejar el Atleti, Futre pasó por varios equipos en pocos años: Benfica, Olympique de Marsella, Reggiana, Milan, West Ham y en 1997 retornó al Manzanares. Finalmente se retiró en Japón, en las filas del Yokohama Flugels, y después se convirtió durante años en el director deportivo del Atlético de Madrid.
Una leyenda de nuestro fútbol que admiraron muchos niños de la EGB que emulaban sus jugadas imposibles en el patio del colegio.
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