Hubo unos años que el equipo que dominaba el fútbol europeo tenía como cerebro a un portugués llamado Paulo Sousa, un estupendo todocampista.

Con el Benfica debutó como profesional, y jugó una temporada en el Sporting de Portugal antes de fichar en 1994 por un grande de Italia, la Juventus de Turín. Allí se convertiría en todo un señor del centro del campo, bregando y organizando juego a la vez, con mucha clase y elegancia. Ganó la Copa de Europa en 1996 con la Juventus y en 1997 con el Borussia Dortmund, algo que han conseguido muy pocos futbolistas, ganar dos Copas de Europa seguidas con dos clubes diferentes. Pasó por Inter de Milan, Parma, Panathinakos y se retiró en el Español de Barcelona, completamente mermado por las continuas lesiones.

Formó parte de una buena generación de futbolistas portugueses junto a Rui Costa, Figo, Fernando Couto, Vítor Baía… y comandó también el juego de una selección que trataba el cuero de maravilla.

Ha sido ayudante de Carlos Queiroz en los banquillos, y ha entrenado diferentes equipos que empiezan por F como Fiorentina o Flamengo. También a la selección de Polonia. Actualmente su pelazo está cubierto de canas.