Miki Duque
Siempre he pensado que el Équipe de France de Football, ‘le debe’ -además de a los Zinedine Zidane, Thierry Henry, Lilian Thuram y compañía- una pequeña parte de su primera FIFA World Cup a Mario ‘Lobo’ Zagallo, el seleccionador de la Confederação Brasileira de Futebol en el Mundial de Francia ’98.
El primer hombre que fue capaz de ser Campeón del Mundo como jugador (Suecia 58 y Chile 62) y como entrenador (México 1970), cometió un ‘crimen’ futbolístico en esa segunda Copa del Mundo en la que dirigía a su país como seleccionador.
Romario y Ronaldo Nazário son, con total seguridad, los dos mejores ‘9’ que yo he visto nunca. Y más allá de eso, estoy convencido de que nunca un equipo nacional tuvo a dos goleadores tan buenos y en tan buen momento al mismo tiempo. Venían de arrasar en la Copa América del ’97, la primera de la historia que ganó la ‘verdeamarela’ fuera de su país. En el torneo, ‘El Fenómeno’ hizo 5 goles y ‘O Baixinho’, 3. Ya era popularmente conocida la delantera como ‘Los Ro-Ro’. Ronaldo había sido el mejor jugador del Mundo en los dos años previos, mientras que Romario venía con la vitola de ser el mejor jugador del anterior Mundial, cuando Brasil se había hecho con el Tetracampeonato. Y a ellos se le sumaba nada menos que el gran Rivaldo Ferreira, que acababa de terminar su primera temporada con el FC Barcelona, siendo la estrella de un equipo que ganó LaLiga y la Copa Del Rey. Ya era uno de los mejores, y se consagró con el Balón de Oro al año siguiente.
Lídio Toledo, el Doctor Jefe de la Delegación Brasileña, había declarado el 28 de mayo que Romario se recuperaría a tiempo de sus molestias musculares en la pierna derecha. Apenas 5 días después, el 3 de junio, Mario ‘Lobo’ Zagallo hacía pública la lista, por aquel entonces de 22 jugadores, y el único futbolista de la historia que ha sido 14 veces máximo goleador de una liga (10 en Brasil, 3 en Holanda y 1 en España), rompía en lágrimas al no encontrar su nombre en ella. El míster adujo motivos físicos, pero era un secreto a voces que no tenía la mejor relación con “el futbolista de dibujos animados”.
Su sustituto en la delantera titular ‘carioca’ sería nada menos que Bebeto, que había sido su pareja atacante en el Mundial USA’94, pero que estaba medio peldaño por debajo de Romario y ya no pasaba por el gran momento que vivía cuando era jugador del Real Club Deportivo de La Coruña, 4 años antes. Pese a ello, tuvo una buena actuación y consiguió aportar 3 goles al subcampeonato brasileño en tierras galas.
Pero siempre nos quedaremos con la duda de qué habría pasado si esa Copa del Mundo la hubiesen jugado juntos estos tres, posiblemente el mejor tridente mundialista que hubiéramos visto muchos, y probablemente la mejor pareja de goleadores puros que ha coincidido nunca en una selección.
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