Raúl Tamudo Montero

120 años de alegría y sufrimiento en blanquiazul, 120 años que se dicen pronto, los de un club histórico que sobrevive en una ciudad donde casi todos ponen sus ojos en otra institución, otro estadio, otros colores y otros futbolistas. Aunque hoy esté en Segunda (volverá pronto del infierno) el Reial Club Deportiu Espanyol de Barcelona es uno de los equipos que más temporadas han jugado en Primera, con 85 campañas en la máxima categoría de nuestro fútbol. Cuatro Copas lucen en sus vitrinas y se ha acariciado la gloria europea en dos ocasiones (88 y 2007) cuando fue subcampeón de la UEFA. Además puede presumir orgulloso tanto de la cantera como de su sección femenina, de las más potentes de España.

Muchos grandes futbolistas han vestido con honor la blanquiazul del Espanyol, pero vamos a recordar a uno que trajo alegrías hasta hace cuatro días. Un delantero excepcional que hizo saltar de alegría a la parroquia perica en incontables ocasiones, un señor llamado Raúl Tamudo.

Tamudo debutó en Primera ante el Hércules en el Rico Pérez, en el final de la temporada 96/97, y en su primer partido ya anotó un gol clave para evitar sufrimientos. No sería el primer gol para el recuerdo que dejaría en la memoria blanquiazul durante su carrera. Era un goleador nato, rápido, habilidoso, técnico y con una pillería y una determinación que le convertían en un auténtico peligro para las defensas rivales. 
Vivía por y para el gol, y en el Espanyol sabían que tenían un goleador de futuro. Salió cedido a Deportivo Alavés y Lleida, pero en 1999 ya se asentó en el primer equipo. Desde entonces y hasta 2010, se convirtió en el referente del Espanyol, en el máximo goleador histórico del club, en capitán, líder y en el futbolistas más querido y respetado por la afición perica junto al malogrado Dani Jarque. 

Se le recuerda por sus conocidos Tamudazos, como el que valió la Copa del 2000 y que marcó tras robarle con inteligencia el balón a su ex-compañero Toni, portero del Atlético de Madrid, cuando éste estaba botando la pelota en el césped. Más goles suyos valieron la Copa del 2006, y un año después ayudó con sus goles a que el Espanyol disputara una final europea. Sin duda, en aquella temporada marcó uno de los goles que pasaron a la historia de la Liga, cuando silenció y aguó la fiesta del Camp Nou en el último minuto en la penúltima jornada de Liga, poniendo la liga en bandeja al Real Madrid que finalmente se proclamaría campeón. 

En 2010 fichó por la Real Sociedad, donde marcó siete goles, suficientes para que se convirtiera en el máximo goleador catalán de la historia de la Liga.  En 2011, fichó por el Rayo Vallecano y siendo todo un veterano marcó uno de sus goles agónicos, contra el Granada, al enviar en el descuento un balón a la red que valía la permanencia.
Tuvo después una aventura mexicana en el Pachuca, para volver al Sabadell en 2013 dando sus últimas patadas al balón en el conjunto arlequinado.

Con la selección jugó 13 partidos y marcó cinco goles, todos de cabeza. 
Raúl Tamudo, un gran delantero.

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