La Liga ha cobrado un pastizal de un fondo de inversión que veremos ahora como reparte. A pocos días ya para el inicio del campeonato liguero, continuan algunos culebrones veraniegos que parecen no tener fin. Messi, M’Bappe, Moriba… culebras. Y España ya está en la final de los Juegos Olímpicos. Y además, aunque el fútbol moderno y la pandemia los han debilitado, se juegan todavía prestigiosos trofeos de verano. Terrassa y Sants ya han puesto los dos pies en las semis del maravilloso Torneig d’Històrics. Y esta noche se disputarán el Trofeo Carranza el Cádiz y el Atlético de Madrid. El anfitrión y el club más laureado de un trofeo que resiste. A la misma hora, en Mestalla, Valencia y Milan se disputarán el Trofeo Naranja, otra de las citas que marcábamos en agosto en calendario. Antes, el trofeo valenciano solía hacerse de modo triangular. Pero, desde hace un tiempo sirve como presentación del Valencia. Hoy el rival, al menos, es de prestigio.
Nos viene a a cabeza algún que otro futbolista que vistió las camisetas de Valencia y Milan. Nos viene a la memoria Leonardo de Araujo, Patrick Kluivert, Ricardo Oliveira, Philippe Senderos o Adil Rami. Pero, sobre todo, recordamos al defensa argentino Roberto Fabián Ayala, al que le cambió la vida en el año 2000, cuando decidió fichar por el Valencia después de tener un paso discreto por el Milan.
Nieto de un reparador de balones de fútbol, “el Ratón” se ganó su primera plata en el mundo del fútbol haciendo también reparos. Pero, también se le daba bien el cuero como futbolista, y debutó en la máxima categoría del fútbol argentino con 19 años y vestido con la camiseta de Ferrocarril Oeste. Apenas dos años después, en 1994, fichó por uno de los grandes de su país, Club Atlético River Plate. Ganó el Apertura con los millonarios y puso rumbo a Europa, para jugar en la cálida Nápoles que tan bien acoge siempre a los argentinos. Tres temporadas jugó Ayala en el Napoli, desempeñándose como un defensa fuerte que iba siempre intenso, veloz, y que a pesar de sus 177 centímetros iba muy bien de cabeza gracias a su espectacular salto. En 1998 tras disputar el mundial de Francia (maldito Bergkamp) fichó por el poderoso Milan.
Nada tiene que ver Nápoles con Milan, la fría ciudad lombarda pintó de gris las actuaciones de un defensa que tuvo un paso discreto a pesar de su calidad. Aun así, pudo celebrar un scudetto en su primera temporada. En el año 2000, puso rumbo a la Liga, para jugar en el Valencia a las órdenes de Héctor Cúper. Pocas veces 3 millones de euros estuvieron tan bien invertidos. El calor de Valencia, el carácter y la idiosincrasia del valencianismo combinaron a la perfección con un Ayala que se mostró infranqueable, a un nivel descomunal, hasta convertirse en uno de los mejores defensas de la historia del Valencia tras lograr dos Ligas, una UEFA, una Supercopa de Europa y disputar dos finales de Champions League (maldito Kahn).
Se convirtió en pieza fundamental de un equipo histórico. En líder de la zaga. Se convirtió en uno de los mejores defensas del mundo. Por su valentía, por su anticipación, por su carácter, por aquel gol de La Rosaleda que valió una Liga… el recuerdo del valencianismo con Ayala hace sacar lagrimillas y emociones. Más con la situación actual. Por su parte, el zaguero argentino guarda en su recuerdo aquellas grandes celebraciones que sorprendieron a un futbolista que había ganado campeonatos en Argentina y en Italia y al que impactó la pasión y el fervor de la afición del Valencia.
Habitual en aquellos tiempos con la albiceleste, acudió a los mundiales del 98, el 2002 y el 2006 y fue medalla de plata en Atlanta 96 y medalla de oro en Atenas 2004.
En 2007, no llegó a un acuerdo de renovación con el Valencia y firmó por el Villarreal. Paso efímero el de Ayala por el conjunto amarillo pues a los pocos días de oficializarse el fichaje, el Real Zaragoza pagó su cláusula de rescisión para que Ayala formara parte de un proyecto plagado de futbolistas argentinos. Desgraciadamente, el proyecto maño decepcionó y el equipo terminó descendiendo. Se quedaría un par de temporadas más en Zaragoza hasta que en 2010 fichó por Racing Club, retirándose aquel año en la Academia.
Recientemente lo hemos visto en el staff técnico de Leo Scaloni en la selección argentina campeona de América. Disfrutando del fútbol con sus amigos Pablo Aimar o Walter Samuel. Hoy se juega un Naranja que a Ayala le trae buenos recuerdos, entre dos de sus exequipos. Él cambió San Siro por Mestalla, no le fue mal.
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