Romario de Souza Faria

En 29 de enero de 1966 nació en Río de Janeiro (Brasil) Romario, uno de los mejores delanteros de la historia de este maravilloso deporte llamado fútbol. Porque los goles son la salsa del fútbol y Romario era todo un artista en introducir balones entre los tres palos, además de por sus impresionantes registros, por la manera en que lo hacía, todo un maestro de la definición del que no recordamos que fallara un mano a mano nunca con un portero. Bueno, recordamos que Ravnic le paró un penalti que valió una quiniela.

Debutó en 1985 con el Vasco da Gama y pronto destacó por su magia y por su particular manera de marcar goles. Controlaba perfectamente el balón en carrera, improvisaba sombreros y vaselinas de la nada y era imparable cuando bajando el tren inferior, arrancaba en carrera a portería, y después definía con un toque sutil, con un disparo potente, con un dribbling al portero o picándola; recursos tenía mil, tantos como goles marcó en su carrera. Romario simplemente era “de dibujos animados” como lo definió el gran Jorge Alberto Valdano.

Del Vasco de Gama pasó en 1988 al PsV Eindhoven, y en Holanda estuvo reventando porterías hasta que Josep LLuis Nuñez vio un video suyo y lo trajo al Barcelona en el verano de 1993. Su debut en el Camp Nou fue espectacular, marcó tres goles a la Real Sociedad que fueron tres obras de arte, y nunca hemos vuelto a ver un debut en Liga tan explosivo como el del brasileño. Aquel año marcó los 30 goles que prometió, le enseñó a Alkorta su cola de vaca, a Simeone su carácter y marcó hat-trick al Atlético de Madrid y al Real Madrid, siendo clave para ganar la Liga. Después puso la guinda ganando el mundial de 1994 con su selección.

Pero Romario guardaba una personalidad fuerte, un carácter especial y un gusto exacerbado por la fiesta y la noche. Su segundo año en can Barça fue diferente y salió a mitad de temporada hacia el Flamengo.
Volvió al Valencia en 1996, equipo que siempre mostró gran interés por el brasileño, pero su conducta chocó con la manera de entender el espíritu de vestuario que tenía el sabio Luís Aragonés. Se marchó pronto, y volvió con Valdano, pero cuando el argentino fue destituido, su relevo (el italiano Ranieri) le enseñó la puerta de salida, otra vez por su conducta. Jugó de nuevo en Flamengo, en Vasco de Gama, en Fluminese, fue a Catar, a Miami, a Australia y se retiró en 2009 en el América de Brasil todavía marcando goles con más de 40 años.

Romario era el Rey del Gol, nadie nunca ha quedado tantas veces máximo goleador como él, lo consiguió en 14 ocasiones, pero también era el rey de la polémica. Una bomba tanto en el terreno de juego como en el vestuario.

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