Samuel Eto’o Fils

Como titular el partido que enfrentará hoy a Espanyol y Leganés, los dos últimos clasificados de una Liga que se está haciendo interminable para sus aficionados. Una auténtica pesadilla, una tortura, una muerte lenta y un partido dramático y deprimente el que se disputará hoy a las 17h. en Cornellà. Aunque el descenso todavía no será matemático, el equipo que pierda nadará ya a la deriva y el que gane remará con dos cucharas buscando el milagro. La falta de puntería ha sido uno de los factores que ha metido a los dos equipos blanquiazules en esta horrible situación. Raúl De Tomás llegó tarde al Espanyol, y si el Leganés no encontraba la manera de puntuar en el primer tramo de la Liga, el mercado invernal le iba a dejar en calzoncillos para el resto de la temporada, En-Nesyri se fue al Sevilla, y acto seguido llegó la cacicada del Barça con Braithwaite, que le dejaba encima sin opción de reacción.

Vamos a recordar a un futbolista con mucha puntería que jugó en sus tiempos mozos en los dos equipos que hoy juegan el partido más triste de la temporada, vamos a recordar a un delantero espectacular que hoy todavía le valdría a cualquiera de los dos equipos a pesar de sus 39 tacos. Sí, cuesta recordarlo, pero el camerunés Samuel Eto’o, uno de los mejores delanteros del nuevo milenio vistió en su día ambas camisetas, la del Lega y la del Espanyol.

El camerunés llegó muy joven a nuestra competición, en 1996, con tan solo 15 años, y a un club de la grandeza del Real Madrid. Al llegar a la casa blanca se juntó con Raúl Bravo y Carlos Burguera y en seguida aprendió a hablar castellano y a socializarse con la gente. Jugó en el Real Madrid B, y en la temporada 97/98 fue cedido al Leganés para seguir militando en Segunda. Allí, en el conjunto pepinero, formó delantera con otro animal del gol, el brasileño Henrique Guedes da Silva, más conocido como “Catanha”.

Al finalizar la temporada volvió al Real Madrid, y debutó en Primera el 5 de diciembre de 1998 ante el Espanyol. Precisamente el club perico sería su destino en el mercado de invierno. Muy poco se le recuerda a Samuel Eto’o en el Espanyol, y en el verano de 1999 volvió al Real Madrid aunque pensando que si no tenía oportunidades de nuevo tendría que buscarse la vida. Y así fue, aunque debutó en Champions League, el delantero camerunés partió hacia Mallorca a mitad temporada. El Real Madrid terminaría ganando la Champions aquella temporada y claro, se supone que Eto’o también formó parte del equipo campeón. Pero él ya estaba en Palma, y por fin disfrutando y explotando como futbolista. En Mallorca logró mostrarse como un delantero veloz, con instinto, eléctrico, de poderoso remate y una definición letal. En el Real Mallorca fue creciendo y el club bermellón consiguió hacerse con la mitad de sus derechos. Jugó allí cuatro temporadas y medias, siempre cada vez mejor, y se le recuerda ganar una copa, humillar a “su” Real Madrid en el Bernabéu, jugar la Champions y convertirse en el “hijo” temperamental de Luis Aragonés. Con la selección de Camerún ya se había convertido también en el delantero referencia e ídolo del país.

El león indomable siempre mostró su carácter y nunca se mordió la lengua delante de los micrófonos, y en el año 2004, ya reconocido como mejor futbolista africano, fichó por el Barcelona que buscaba delanteros con garra y carisma. “Prometo correr como un negro, para vivir como un blanco” afirmó en su presentación como azulgrana el 12 de agosto de 2004. Prometía goles, esfuerzo y lucha, y también revolución, reivindicación y firmeza. Al margen de su buena asociación con los cracks Ronaldinho y Deco, de ganar títulos ansiados como la Champions de 2006 con gol suyo, y de marcar goles y goles, Eto’o se convirtió en uno de los preferidos de muchos por su constante denuncia de las injusticias. También se le recuerda por enfrentarse al racismo en aquella noche en la Romareda en que paró un partido que nunca se suspendió, pero cuya denuncia dejó en evidencia a los de siempre y sirvió para visualizar una de las peores lacras del fútbol y de la sociedad.

Con Rijkaard rindió fenomenal, y llegó Guardiola en 2008 dispuesto a cargárselo junto a Deco y Ronaldinho, pero los nuevos pesos pesados del equipo (Xavi, Iniesta y Puyol) convencieron al técnico de Santpedor para que el camerunés siguiera en el equipo. Y el mejor fútbol que se recuerda en Can Barça tenía como punta de la lanza a un Samuel Eto’o que marcó en la final de la Champions de 2009 para sumar otra orejona a su palmarés y al del club. Su celebración siempre será recordada, pura “garra etoiana”. Pero a pesar de ser una figura clave se le utilizó como moneda de cambio para el fichaje del Ibrahimovic en una de esas operaciones que nadie entiende del club azulgrana. Una pasta, más el delantero campeón de Europa para llevar al sueco al Camp Nou.

Le salió mal al Barça y a Ibra y bien a Samuel Eto’o, que con el Inter de Mourinho conquistó de nuevo la Champions y encendió los aspersores del Camp Nou. Dos temporadas estuvo en Milan, sin destacar como lo había hecho en Barcelona, y a partir de ahí pasó por cantidad de equipos intentando reencontrarse con el gol, su razón de ser, cada vez más dichosa de ver. Anzhi de Rusia, Chelsea, Everton, Sampdoria, Antalyaspor y Konyaspor de Turquía y finalmente un merecido retiro en Qatar. Después de una carrera llena de goles e insolencias, de lucha por la causa y por ser el mejor. Lo fue durante un tiempo, y lo sigue siendo en su país Camerún, pues ganó con la selección un oro olímpico y dos copas de África, y allí todavía los niños quieren convertirse en Samuel Eto’o.

Hoy el bueno de Samuel seguirá el dramático choque entre dos de sus clubes, que huelen a segunda, pero que con un Eto’o en su equipo se creería en el milagro, ¿o no?