En Inglaterra el fútbol no para, y hoy un exfutbolista entrañable vivirá un duelo muy especial desde el banquillo. A pesar de empatar con el Manchester City, los jefazos del West Brom sorprendían poco antes de Navidad con la destitución del técnico Slaven Bilic, cosas del fútbol contemporáneo. Así pues, el nuevo inquilino es un viejo conocido de los vestuarios ingleses, Sam Allardyce, que como asistente lleva a Sammy Lee, simpático exfutbolista con pasado red y rojillo.
Amigo de Michael Robinson, llegó a Osasuna en 1987 para poner el acento británico al equipo entrenado por el legendario Pedro Mari Zabalza. Rápidamente encandiló a la afición un tipo bajito y rechoncho, pero que lo daba todo en el campo, bueno también técnicamente, y que convertía en serias amenazas sus galopadas por la banda. No llegó nunca a marcar para Osasuna, y se lesionó de gravedad en un partido ante el Real Valladolid, pero este inglés que había triunfado en el gran Liverpool de los 70-80, dejó huella en la parroquia rojilla.
Una anécdota cuenta que en un entrenamiento, Zabalza le dijo que si se tirara en el área, le pitarían muchos penaltis. Michael Robinson hizo de traductor, y Sammy le respondió al mister que para tirarse a la piscina no contara ni con él ni con Michael, que se buscara a otros futbolistas.
Un mítico de la Liga de los ochenta, de esos nombres que se quedan grabados en la memoria. Sammy Lee. Un tío que no se tira a la piscina tampoco como primer entrenador, pero que ya fue ayudante de Rafa Benítez en la época del español dirigiendo al Liverpool.
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