En noviembre de 1993, Sergi Barjuan debutaba en el primer equipo del Barça en un partido de Copa de Europa jugado en Istanbul contra el Galatasaray. En seguida se afianzó en el once y esa misma temporada se convirtió en el jugador revelación de la Liga y jugó el mundial de USA 94 con la selección española. A partir de entonces, toda una década vistiendo de azulgrana, ocupando el carril izquierdo y destacando por su velocidad, energía y pundonor. Y si tenemos que elegir una jugada para recordar a este correcaminos sin dudarlo nos quedamos con el golazo que marcó al PSV Eindhoven en partido jugado en tierras holandesas el 19 de marzo de 1996, en los cuartos de final de la UEFA, y que clasificó al Barça para las semis. 2-3 se impusieron los azulgrana en un partido loco después de empatar a 2 en la ida.
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En aquella jugada, Sergi mostró sus cualidades. Su intensidad en recuperar la pelota, su velocidad y fondo físico, su lucha incansable tras el primer fallo y el buen temple y cabeza para definir correctamente.
Después de su gran carrera en el Barcelona, donde sobrepasó los 400 partidos, Sergi jugó tres años en el Atlético de Madrid, aunque su rendimiento ya estaba lejos de ser el de aquel chico menudo que revolucionaba la banda izquierda con sus constantes arrancadas. Colgó las botas, y como muchos que compartieron vestuario con él en el Barcelona se puso a entrenar. Dirigió al juvenil del Barça, al Recre, al Almería, al Mallorca y también entrenó en China. Actualmente estaba dirigiendo al Barcelona B, pero se hará cargo del primer equipo azulgrana mientras se le busca sustituto a Ronald Koeman.
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