Si hay un futbolista que ha sobresalido tanto por sus genialidades dentro del campo como por su genialidad como persona, ese puede ser Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira.
El espigado y elegante capitán de la selección brasileña de los 80, fue toda una leyenda en Corinthians por impulsar la llamada Democracia Corinthiana junto a Wladimir, Zenon y Walter Casagrande. Movimiento de autogestión que democratizó el club, el deporte nacional y que concienció a la sociedad brasileña a luchar contra la dictadura. Sócrates, doctorado en medicina, era hijo de un funcionario público amante de la literatura, que tuvo que quemar sus libros cuando se produjo el golpe de estado en 1964 por miedo a ser detenido por el nuevo régimen dictatorial.
Como futbolista destacó por su conducción y buen trato de balón y por su recurso en el golpeo de tacón, dicen que chutaba penaltis de tacón. Toda su clase le valió para ser el capitán y líder de la selección brasileña que maravilló en 1982 de la mano de Tele Santana y donde destacaban también Zico, Falcao, Junior o Cerezo. Brilló en Brasil y lo intentó sin mucho éxito en Europa con la Fiorentina. Jugó a fútbol mientras destacaba por su compromiso político y sus ideales progresistas. En una época marcada por la dictadura militar, él fue una de las voces más destacadas en favor de la democracia. Además se ponía una cinta en el pelo con mensajes de paz y justicia.
Un futbolista intelectual, amante del arte y la filosofía, que una vez retirado tuvo problemas con el alcohol y el tabaco. En 2011 sufrió una cirrosis hepática que lo condenó a la muerte. Una muerte tal como pidió en una entrevista en 1983, “Quiero morir en un domingo y con Corinthians campeón”.
El 4 de diciembre de 2011 Sócrates dejó el mundo de los vivos, esa tarde de domingo Corinthians fue campeón de Liga.
Eterno, rebelde y mágico Sócrates. Leyenda.
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