Un 22 de mayo de 1946, nació en Belfast una de las mayores figuras que ha dado el fútbol, George Best. En las calles de Belfast creció hasta que un buen día la práctica del rugby para dedicarse al fútbol y rápidamente creció en este deporte, debutando con 17 años con el Manchester United y con la selección de Irlanda del Norte.
Con los ingleses se convirtió en leyenda y conquistó la Copa de Europa de 1968, hay que recordar que los diablos rojos todavía estaban conmocionados por la pérdida de gran parte de su plantilla en un trágico accidente de avión diez años antes.
Era un genio, un mago del balón, veloz como pocos, explosivo, técnico y su cambio de ritmo era impresionante. Bautizado como el “Quinto Beatle”, su carisma encandiló a la afición británica y formó un tridente espectacular junto a Bobby Charlton y Denis Law.
Paralelamente a su juego por el que consiguió el balón de oro, su vida oscura fue creciendo. Alegre, juerguista mujeriego y bebedor como pocos, dejó frases para la historia, frases legendarias como:
“En 1969 dejé las mujeres y el alcohol; fueron los peores 20 minutos de mi vida”; o “He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y automóviles…el resto lo he desperdiciado”.
Cuando su físico empezó a empeorar debido a sus excesos, Best dejó Manchester y jugó en el Fulham y después en equipos norteamericanos.
Por desgracia sus adicciones le fueron condenado poco a poco a volverse un ser arrogante, con continuos problemas causados por el alcohol, líos y líos con mujeres y peleas en bares. En 1984 fue condenado a tres meses de prisión por conducir ebrio y 20 años después repitió la escena, lo que le dejó sin carnet de conducir.
Antes de morir en 2005, dejó su última gran frase, cuando “News of the World” publicó una foto mostrando su delicado estado y enunciando una frase de enorme impacto social: “No muera como yo”.
Nosotros no olvidamos como murió el gran George Best pero tampoco su habilidad para jugar a fútbol.
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