Lo que daríamos algunos por ver jugar a Valeri Karpin todavía, genial futbolista ruso completo y con mucha personalidad.
Karpin nació en Estonia pero adquirió la nacionalidad rusa por el orígen de su familia, y llegó a España en 1994 procedente del Spartak de Moscú para jugar en la Real Sociedad. Desde su llegada al conjunto txuri-urdín, se hizo amo y señor de la medular, convirtiéndose en un poderoso centrocampista con mucha llegada y dotes de mando. Esto motivó que tras dos buenas campañas, el Vaencia pagara su clausula de rescisión de 1.000 millones de las antiguas pesetas.
En Valencia no tuvo su mejor año, y puso rumbo al Celta de Vigo donde demostró su valía, siendo una de las piezas claves de un equipo que jugaba de maravilla y que vivió una época dorada a finales de los 90.
Volvió en 2002 a la Real Sociedad, donde se convirtió en uno de los pilares de un equipo que casi queda campeón de liga. En el club de San Sebastián colgaría las botas. Su liderazgo, su desgaste, su técnica y su visión de juego también le convirtieron en líder de la selección rusa.
Cuando dejó el fútbol, su carisma lo llevó a la televisión, además hizo algunas cosillas inmobiliarias y también se ha sentado en el banquillo del Mallorca entre otros equipos.
Karpin, una leyenda de nuestro fútbol, especialmente recordado por las aficiones de Real Sociedad y Celta.

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