El 27 de enero de 2015 nos dejó este carismático portero nigeriano, que defendió durante la década de los 90 la portería del Rayo Vallecano. Willy llegó a Vallecas en 1990, y con sus reflejos y su agilidad ayudó al Rayo a ascender a Primera División. Fue entonces cuando pudo firmar un contrato como profesional. Con su simpatía se ganó a la afición vallecana y a la del resto de equipos, que siempre vieron en Wilfred a un buen tipo, un tío humilde, cercano. Además era buen portero, todo un gato entre los tres palos, y fue al mundial del 94 con Nigeria, como suplente de Rufai. En 1996 fichó por el Écija Balompié, que militaba entonces en Segunda, pero tras descender colgó los guantes con tan solo 31 años.
Tuvo que buscarse la vida como pudo, trabajó de mensajero, entrenador de porteros, en una gasolinera y finalmente en el aeropuerto de Barajas. Un tío sencillo que transmitía muy buen rollo, y al que desgraciadamente se le apagó la sonrisa un día como hoy de hace seis años, pero que quedará para siempre en nuestra memoria, Wilfred, el portero del Rayo. Willy, la puerta número 1 de Vallecas, eterno.
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